Los celos no sólo surgen por amor sino además por el trabajo o el dinero. Muchos hombres no soportan que ella tenga éxito o sea el sostén económico de la pareja. ¿Cómo ayudarles a digerirlo?
Las estadísticas socio-laborales de muchos países muestran que si bien la brecha remunerativa hombre-mujer tiende a reducirse, en buena parte del planeta todavía ellas siguen cobrando menos dinero que ellos por realizar el mismo trabajo.
La buena noticia es que las mujeres van ganando terreno en todas las áreas del mundo comercial, laboral y profesional, que ocupan cada vez más puestos directivos o de máxima responsabilidad en las empresas, y que un creciente número de ellas aporta más ingresos a la pareja que su parte masculina.
Para llegar a un puesto de importancia, la mayoría seguramente habrán tenido que superar más obstáculos, realizar mayores esfuerzos y destacarse sobre los demás mucho más que lo que le exigen a un hombre, porque el mundo masculino pone bastantes piedras en el camino.
Pero además de verse obligadas a luchar más y tener las cosas más difíciles, cuando finalmente consiguen el éxito profesional, se encuentran con otro obstáculo, esta vez fuera de la oficina. Descubren al enemigo en casa.
En lugar de alegrarse debido al reconocimiento laboral que logró su media naranja, muchos hombres perciben como una amenaza y reciben con muchos recelos el hecho de que la mujer se convierta en el pilar económico de la familia. Tienen celos laborales y esto causa numerosas fricciones en el hogar.
Alégrese del éxito de su mujer. La familia o la pareja no son una competición. Cualquier cosa buena que le ocurra a su compañera de vida y la haga feliz es bueno para todos. Lo que realmente importa en la convivencia no es el dinero o el trabajo, sino el amor, la comunicación, el apoyo mutuo, la estabilidad.
Muchos hombres intentan ver las cosas de este modo pero no lo consiguen. Otros ni siquiera lo intentan, porque su orgullo sufre ante el éxito femenino, debido una educación o cultura machista o porque se sienten menos valorados o acomplejados.
Otra razón habitual de los celos laborales es más difícil de asumir: a veces son un síntoma de que el amor que siente el hombre por la mujer no es verdadero o profundo sino que está distorsionado. Cuando alguien ama de verdad, se siente feliz de que al otro le vaya bien. Si no ocurre así, algo no funciona.
Sea como sea, los expertos aconsejan a la mujer seguir una serie de recomendaciones para detectar y afrontar los insidiosos celos laborales y que su triunfo en el trabajo no se transforme en la derrota de la convivencia:
Presta atención a las señales de alarma ¿Notas que está más nervioso e irritable y salta ante cualquier cosa? ¿O por el contrario se muestra introvertido y contrariado en tu presencia, como si se sintiera intimidado? ¿Te reprocha que le dedicas poco tiempo a la familia o la casa? ¿Te echa en cara que estás estresada por el trabajo? ¿Dice que se siente abandonado o dejado de lado por ti? Son signos de que él no está a gusto con tu éxito.
Busca la comunicación. Si la pareja ya no se está comunicando, procura encontrar un momento y lugar adecuados -mejor fuera de casa y en un ambiente distendido- y proponéle hablar sobre un tema que les interesa a ambos. El diálogo es el requisito fundamental para resolver todos conflictos de la pareja: ¡sin comunicación no hay solución!
Mostrále la otra cara de la moneda. Explicale que la realidad laboral a veces es complicada, y que la dedicación y la eficacia en el trabajo no siempre se ven reconocidas o recompensadas como debería, pero esa no es un razón para desanimarse ni sentirse frustrado.
Animalo a mejorar profesionalmente. Dale tu apoyo para que cambie de trabajo, que amplíe su formación o encuentre la forma de prosperar o estar más a gusto con su actual ocupación.
Evita vanagloriarte por tu éxito. Procura restarle importancia al hecho de cobrar más que él, y hacé hincapié en que ello sólo significa que hay más dinero disponible en la familia o la pareja para elevar la calidad de vida, construir un proyecto común y darse los gustos. No cometas el error en que suelen caer los hombres de utilizar la posición económica superior como arma arrojadiza para manipular emocionalmente o humillar, porque entonces la situación probablemente ya no tendrá arreglo.
Las estadísticas socio-laborales de muchos países muestran que si bien la brecha remunerativa hombre-mujer tiende a reducirse, en buena parte del planeta todavía ellas siguen cobrando menos dinero que ellos por realizar el mismo trabajo.
La buena noticia es que las mujeres van ganando terreno en todas las áreas del mundo comercial, laboral y profesional, que ocupan cada vez más puestos directivos o de máxima responsabilidad en las empresas, y que un creciente número de ellas aporta más ingresos a la pareja que su parte masculina.
Para llegar a un puesto de importancia, la mayoría seguramente habrán tenido que superar más obstáculos, realizar mayores esfuerzos y destacarse sobre los demás mucho más que lo que le exigen a un hombre, porque el mundo masculino pone bastantes piedras en el camino.
Pero además de verse obligadas a luchar más y tener las cosas más difíciles, cuando finalmente consiguen el éxito profesional, se encuentran con otro obstáculo, esta vez fuera de la oficina. Descubren al enemigo en casa.
En lugar de alegrarse debido al reconocimiento laboral que logró su media naranja, muchos hombres perciben como una amenaza y reciben con muchos recelos el hecho de que la mujer se convierta en el pilar económico de la familia. Tienen celos laborales y esto causa numerosas fricciones en el hogar.
Alégrese del éxito de su mujer. La familia o la pareja no son una competición. Cualquier cosa buena que le ocurra a su compañera de vida y la haga feliz es bueno para todos. Lo que realmente importa en la convivencia no es el dinero o el trabajo, sino el amor, la comunicación, el apoyo mutuo, la estabilidad.
Muchos hombres intentan ver las cosas de este modo pero no lo consiguen. Otros ni siquiera lo intentan, porque su orgullo sufre ante el éxito femenino, debido una educación o cultura machista o porque se sienten menos valorados o acomplejados.
Otra razón habitual de los celos laborales es más difícil de asumir: a veces son un síntoma de que el amor que siente el hombre por la mujer no es verdadero o profundo sino que está distorsionado. Cuando alguien ama de verdad, se siente feliz de que al otro le vaya bien. Si no ocurre así, algo no funciona.
Sea como sea, los expertos aconsejan a la mujer seguir una serie de recomendaciones para detectar y afrontar los insidiosos celos laborales y que su triunfo en el trabajo no se transforme en la derrota de la convivencia:
Presta atención a las señales de alarma ¿Notas que está más nervioso e irritable y salta ante cualquier cosa? ¿O por el contrario se muestra introvertido y contrariado en tu presencia, como si se sintiera intimidado? ¿Te reprocha que le dedicas poco tiempo a la familia o la casa? ¿Te echa en cara que estás estresada por el trabajo? ¿Dice que se siente abandonado o dejado de lado por ti? Son signos de que él no está a gusto con tu éxito.
Busca la comunicación. Si la pareja ya no se está comunicando, procura encontrar un momento y lugar adecuados -mejor fuera de casa y en un ambiente distendido- y proponéle hablar sobre un tema que les interesa a ambos. El diálogo es el requisito fundamental para resolver todos conflictos de la pareja: ¡sin comunicación no hay solución!
Mostrále la otra cara de la moneda. Explicale que la realidad laboral a veces es complicada, y que la dedicación y la eficacia en el trabajo no siempre se ven reconocidas o recompensadas como debería, pero esa no es un razón para desanimarse ni sentirse frustrado.
Animalo a mejorar profesionalmente. Dale tu apoyo para que cambie de trabajo, que amplíe su formación o encuentre la forma de prosperar o estar más a gusto con su actual ocupación.
Evita vanagloriarte por tu éxito. Procura restarle importancia al hecho de cobrar más que él, y hacé hincapié en que ello sólo significa que hay más dinero disponible en la familia o la pareja para elevar la calidad de vida, construir un proyecto común y darse los gustos. No cometas el error en que suelen caer los hombres de utilizar la posición económica superior como arma arrojadiza para manipular emocionalmente o humillar, porque entonces la situación probablemente ya no tendrá arreglo.
Tomado de www.corrientesnoticias.com.ar
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