Por Irina Darlée
La vida consiste en gran medida de penas y de felicidad. La felicidad en el amor hay que cuidarla mucho y hay que hacer algo todos los días para reforzarla.
El matrimonio es una servidumbre con sacrificios necesarios de todo tipo. Hace falta una cierta fuerza del alma para aceptar todo lo que pasa y todo lo que va a pasar. Algo como Derecho a la felicidad plena no existe, pero siempre la estamos esperando. Los maridos "machistas", piensan que siempre pueden hacer lo que más les guste y cuando les gusta otra, ¿qué se puede hacer? Algunas esposas "se hacen las locas", otras van de viaje, y la mayoría no se quiere enterar o ya les da lo mismo con los maridos cerca de los 80.
Sobre todo en los países machistas, la fidelidad no existe y la mujer suele ser la gran desfavorecida, aunque las "mamitas" son una excepción intocable. De ahí el "culto" a la suegra, ella es la única que manda. Según las declaraciones de un amigo mío muy inteligente, el machismo ha existido siempre, en todas las culturas. Los mayas sacrificaban a las vírgenes "y desde entonces ya no las hay". Los árabes tienen la cultura "harén" y poseen tantas esposas como las que pueden mantener. Los españoles consideran, como dice un refrán, "la mujer debe estar en la cocina".
Con esta triple herencia ¿qué les queda a los hombres más que disfrutar de su libertad, llegar tarde a casa, no permitir que la mujer salga al cine con sus amigas, ni que visite a su madre o insista en la igualdad de derechos? Si ella trabaja, malo. Si pide dinero al marido, qué otra le queda. Si la mujer es inteligente, no se lo perdonan. El matrimonio va a la deriva. En muchos países hay más divorcios que bodas, y no nacen niños sino que les adoptan. La gran crisis del futuro será ¿quién va a mantener a los viejos? Con las campañas del "Aprofam" cada día nacen menos niños. Esto es fundamentalmente negativo. Algunas mujeres venden a sus propios hijos, tal como sale en la prensa, y en las charlas de café hay muchas hembras selváticas dispuestas a todo. Una dama de este tipo y de buen ver y contornos, nos contó que sigue soltera. "Si alguien me gusta, yo no le gusto, y cuando le gusto, él no me gusta. Pero ahora he encontrado por fin al hombre que me adora, él también me gusta muchísimo. Sus padres son encantadores, sólo su mujer me odia", me dijo ella. Como habrán notado mis lectores, la vida se ha vuelto muy complicada y los hombres, machos o no, se mantienen inactivos, por lo menos los académicos y respetables, pero es de esperarse que, más temprano que tarde, vuelvan a dar señales de vida.
Yo no pertenezco al movimiento feminista, ni participo en las orgías que dicen que hay y comparados con ellas las orgías de los viejos romanos habían sido sólo una casta bacanal. Voy a recitales poéticos y a entregas de libros realizados con apoyo de las embajadas acreditadas en el país. Entre estas actividades culturales, destacó la entrega de un libro patrocinado por la Embajada de Italia en el Instituto Italiano de Cultura. En este libro titulado De Alicia a Elizabeth, escrito por Lucía Bonato y narrado por Elizabeth García, una joven de Alta Verapaz, nos contó en presencia de un numeroso público en lo que consiste el machismo en su comarca. Impreso en español e italiano, vale la pena leer el libro, háganlo
Tomado de www.prensalibre.com
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