El reconocido escritor y sociólogo Zygmunt Bauman, autor de "Amor líquido", entre otros libros, es un experto analista de la sociedad actual. En sus escritos se refiere con frecuencia al temor que tiene la gente a establecer relaciones duraderas, lazos de solidaridad con otras personas, y a la imposibilidad de amar al prójimo como consecuencia del impacto que lo comercial y el vértigo de la vida moderna tiene en todos los aspectos de la vida, especialmente en las relaciones. "La pareja es pensada en términos de costos y beneficios" asegura, y esto, parece estar incrementándose.
Hombres y mujeres se quejan porque no pueden "conectarse", porque "los varones están cada vez más descomprometidos", porque "a las chicas lo único que les interesa es la plata". Permanentemente se desea lo que no se tiene, pero al poseerlo se lo deja de desear, y así sucesivamente. ¿Se acabó el amor? ¿Nacieron nuevos vínculos y la gente está desorientada? Lo cierto es que cada vez es más frecuente encontrar mujeres solas, hombres "heridos" y parejas que duran lo que un suspiro.
Avanzan los neosolteros, hombres y mujeres profesionales, con acceso al dinero, de entre 30 y 50 años que hacen un culto a la soltería y las relaciones efímeras. El fenómeno, que empezó a consolidarse en los 80 en Europa, ya es un hecho en la Argentina. Un dato que lo corrobora es la cantidad de unidades de departamentos monoambiente que se están construyendo en el país: "Apuntamos a un público de alto poder adquisitivo que desea vivir solo o sola, que quiere seguridad, tecnología, buenos diseños, pero no quiere compañía", decía recientemente un conocido constructor de la ciudad de Buenos Aires.
Tres psicólogos y una estudiante de psicología se reunieron para hablar sobre esta problemática, sobre la paradoja actual en la que conviven el individualismo y el egoísmo con la angustia por no encontrar un compañero.
"Hay cada vez menos puntos de encuentro entre las personas. Las chicas van a los boliches a bailar con las chicas, los chicos hacen lo propio con sus pares. Se legitima el abuso del alcohol y hay furor por la música electrónica. No hay más espacio para el romanticismo, ni siquiera para la música lenta que antes se esperaba con enorme deseo para acercarse a aquel o aquella que nos gustaba tanto", reflexiona el psicólogo Fernando Tavela quien agrega: "Creo que hombres y mujeres buscan el amor pero lo viven de manera diferente y eso genera conflictos y malentendidos. Las mujeres han ganado muchos espacios y esto dejó descolocados a los hombres que se sienten únicamente sementales. Madonna eligió al padre de su primera hija porque le resultó atractivo y lo dejó apenas quedó embarazada. Como si fuera poco le hizo firmar un contrato para que no reclame nada. Este modelo de mujer fuerte, segura, que no necesita al varón, que maneja dinero, que se las arregla solita, que puede vivir sin él, se reproduce en distintas escalas en la sociedad".
"Es cierto que varones y mujeres tienen diferentes maneras de vincularse con el sexo opuesto y de experimentar la intimidad, pero no sólo la intimidad sexual sino, sobre todo, la intimidad emocional. Coincido con Tavela en que las mujeres han cambiado su rol, pero al mismo tiempo se siguen quejando porque están solas, lo que habla de la complejidad en la que estamos inmersos. Décadas antes todo era como más claro: el hombre era el padre, el protector, el proveedor. La mujer la que todo lo toleraba en silencio. Ahora hay nuevas construcciones de los vínculos y tendremos que refundarlos con lo que tenemos", puntualiza Luz Paermentier, psicóloga, quien afirma que no todo está perdido: "Sigo viendo los fines de semana numerosos casamientos, novios felices con la alegría de celebrar el amor. Creo que la gente lo sigue intentando".
Sin embargo, agrega Tavela, en el mundo ya se habla de matrimonios con contrato y vencimiento incluido: "Hay quienes plantean que el matrimonio dure 7 años y en todo caso, si se lo desea, renovarlo por 7 años más. Esto muestra que la pareja no dura para siempre, que se termina, y en todo caso, lo del contrato —aunque sea ficticio— tiene algo de sinceramiento". El profesional destaca: "Me parece que debemos ir más allá y pensar de dónde surge esto. Me parece que la falta de confianza en el amor, en la pareja, parte de los adultos, del mensaje que se transmite a los hijos. Nos la pasamos diciéndoles a los varones: ojo con tal que te quiere enganchar, no te vas a casar tan joven, no hagas lo mismo que yo. A las chicas les decimos: cuidado que se quiere quedar con el campo del abuelo, no te arruines la vida, mirá a tu madre. El hombre se queja de la mujer, la mujer del hombre. ¿Qué les estamos enseñando?", se pregunta.
Querer y no poder
Jimena, estudiante de psicología, 28 años, comenta: "Tengo pilas de amigas que están solas. Si salís a un boliche, a bailar, lo único claro es que no hay conexión. Tal vez en un bar hay más posibilidades de encuentro, de acercamiento, pero no es fácil tampoco".
Inmediatamente reflexiona: "Creo que existe una imposibilidad de vínculo. Es común escuchar mujeres que dicen «quiero tener novio, quiero estar en pareja, pero no puedo». Nadie las convence, Nadie cubre las expectativas: Pedro no, porque sigue estudiando; Juan tampoco porque no tiene plata; Miguel menos porque tiene dos hijos..."
"Quienes trabajamos con los vínculos vemos a menudo en las consultas que hay una enorme dificultad para establecer lazos duraderos, nadie quiere hacer demasiado esfuerzo", comenta la psicóloga y escritora Beatriz Goldberg, y afirma: "Los jóvenes pero también algunos adultos, no ven los beneficios de la vida de a dos y por eso difícilmente establezcan una relación duradera".
Apostar y trabajar
Carlos, 50 años, casado desde hace 24, reflexiona: "Cuando miro mi relación de pareja, la veo como un jardín, cuidado, floreciente. Pero cuando empezamos, ese jardín era un desierto. Lo regamos, nos rompimos la espalda moviendo la tierra, pasamos frío y calor, Pero siempre trabajamos en él. Hoy, ni hombres ni mujeres tienen muchas ganas de hacer el esfuerzo". Para Carlos, la única posibilidad de tener una pareja es "con amor y planificación". Dice: "Si no visualizás el futuro con el otro no sirve. La vida te puede imponer muchas contingencias, es cierto, pero sólo triunfarán aquellos que tengan objetivos comunes".
En cuestiones del amor no hay nada escrito, nada definitivo: "No existen las fórmulas, ni las recetas, pero como mínimo hay que animarse a hablar de estas cosas que sentimos. El diálogo sigue siendo un pilar fundamental en las relaciones humanas. Tampoco sirve borrar las diferencias entre hombres y mujeres porque eso genera más malestar. El varón también sufre por amor y necesita ternura aunque no lo demuestre. Todos seguimos buscando que nos quieran", finaliza Tavela.
Tomado de www.lacapital.com.ar
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