¿Qué tienen de malo las mujeres arriba? No digo en la cama o el sillón, sino en la política –por aquello de las confusiones- aunque quizás esté de más la aclaración, pues en cualquiera de los escenarios podrían resultar gratificantes.
Hablemos por ahora de elecciones, de mujeres osadas y capaces.
Lo intenta Hillary Clinton, tratando de romper moldes en Estados Unidos, en una democracia que se jacta de madura, recordándome que en Costa Rica, como en muchos países, tampoco nos hemos atrevido a darle el mando a una dama.
Cuando el tema se me vino a la mente, eché mano a la primera mujer que tuve al alcance. -¿Qué le parece una mujer como presidenta de Costa Rica?- "No sé -me dijo- sería extraño... No me gustaría". Así opinó una joven, universitaria. ¡Aunque usted no lo crea! De Ripley.
¿Por qué no? ¿Después de todo, no son las mujeres quienes suelen gobernar la mayoría de nuestros hogares? ¿Y en la política, acaso no demostró su capacidad Linneth Saborío, a quien por momentos hubiese deseado de presidenta en lugar de Abel Pacheco? ¿No las deja igual de bien paradas la actual vicepresidenta Laura Chinchilla, de quien se dice será precandidata presidencial?
Seducido por aquello de las mujeres arriba, no votaré por una tan solo porque lo es, pero tampoco le negaré el voto tan solo por sus enaguas. Si las tienen bien puestas ¡vénganos tu reino!
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