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jueves, 21 de febrero de 2008

Mujeres presidenciables: sí existen

LA POLÍTICA, UN EJERCICIO PATRIARCAL

Florence Thomas.   

Pese a condiciones adversas, hay al menos cinco nombres.

Me encanta polemizar con D'Artagnan, y por ello, hoy me referiré a su columna del domingo 10 de febrero pasado titulada 'Mujeres presidenciables: ¿existen?'. Y le respondo con el título 'Mujeres presidenciables: sí existen'. ¿Muchas? No, claro que no, pero que las hay, las hay.

Sin embargo, y antes de nombrar algunas, quisiera explicar por qué no son muchas. De hecho, hay bastantes mujeres capacitadas para la política, pero no suficientemente atraídas por la política. Ese es el punto. Son dos cosas distintas que las diferencian inmensamente de los hombres.

Y sí, las mujeres lo piensan muchas veces antes de decidirse del todo por la política y más cuando se trata del más alto cargo de una nación. Es que pocas mujeres están dispuestas a darle todo a la política, como lo hacen los hombres, darle todo a un ejercicio de la política que nunca fue diseñado pensando en su posible participación; un ejercicio patriarcal, masculino, vertical y demasiado alejado de la vida, de la vida como la entienden las mujeres. Y entonces habría que interpretar la escasez de mujeres presidenciables y su tan lenta inclusión en política como signo de resistencia o rebeldía silenciosa ante un discurso y una práctica que no las comprende, que no las toma en serio y que las acepta solo en virtud de un políticamente correcto que está muy lejos de traducir una verdadera convicción.

Se trataría, entonces, de aproximar la política a la vida. ¿Cómo? Recogiendo las experiencias de las mujeres y su particular manera de habitar el mundo desde su constante preocupación por el otro, por la otra, su cercanía a los cuerpos del recién nacido, del niño, de la niña, del anciano, su permanente búsqueda de consensos, de contrapoderes y mecanismos no litigantes de resolución de conflictos.

En fin, creo que las prácticas cotidianas de las mujeres y su particular capacidad para administrar la vida serían capaces de transformar las agendas de la política desde nuevas maneras de plantear y dar soluciones a los problemas. Cuando exista ese plus en el ejercicio de la política, se visibilizarán las mujeres, de esto estoy segura.

Ahora bien, y a pesar de condiciones aún tan adversas para el ejercicio de la política, quisiera dar algunos nombres de mujeres presidenciables. En el uribismo: Marta Lucía Ramírez y Noemí Sanín, dos mujeres con amplia trayectoria y experiencia política. En la oposición: Piedad Córdoba, María Emma Mejía y Cecilia López, tres mujeres absolutamente preparadas para este alto cargo de la nación: templadas, frenteras, con una inmensa sensibilidad de género, inteligentes y lúcidas, y listas, creo yo, para no dejarse confundir por el veneno del poder.

Ya son cinco mujeres que conocen el país y el funcionamiento del Estado, con buenas hojas de vida y con la capacidad para proponer nuevas herramientas, nuevas metodologías para el ejercicio de la política. Porque es esto lo que necesitamos hoy día: mujeres capacitadas para hacer política de otra manera y no de un ramillete como lo propone D'Artagnan (¿por qué será que cada vez que los hombres hablan de mujeres en plural tienen que compararlas con lindas flores?).

Ya decía, y con mucha razón, Alessandra Bocchetti, una destacada feminista italiana, asesora de muchas mujeres para el ejercicio de la política: si una mujer entra en política, debe entrar con su historia y no a pesar de su historia; debe entrar la experiencia de una mujer y no una mujer a pesar de su inexperiencia.

* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad

Florence Thomas

Tomado de www.eltiempo.com

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