Expertos coinciden en que es mejor no tenerlos, si se arriesga se recomienda ocultarlo, manejar un bajo perfil, evitar escenas que lo dejen en evidencia y dedicarse de lleno a trabajar.
Aunque en Colombia no se han realizado estudios que midan el porcentaje de relaciones sentimentales al interior de las empresas, los expertos consultados coinciden en la misma teoría: son altamente frecuentes y constantes.
Así lo asegura Olga Albornoz, médica siquiatra, al explicar que es de la especie humana enamorarse y que nadie, y menos las organizaciones, pueden prohibirlo y menos evitarlo.
Comenta que estas relaciones se presentan, en la mayoría de casos, porque en Colombia la jornada laboral es muy larga.
"Muchas personas no tienen otro sitio de interacción que la oficina, como hay muy poco tiempo libre, tienden a relacionarse con sus compañeros", dice y agrega que cuando hay atracción no importa el estatus ni los niveles de poder. Por eso es común ver que el jefe de alguna dependencia resulta involucrado con su secretaria.
Asegura, además, que estos romances ocurren porque en las empresas hay gente con intereses, posiciones y edades comunes. Sin embargo, es tajante al advertir que definitivamente dañan el ambiente de trabajo, básicamente, porque no permiten que exista neutralidad.
"No se puede mezclar el corazón con la nómina -dice Albornoz y añade que cuando una relación de estas prospera, lo mejor es que uno de los dos renuncie-. Debe primar la relación personal a la laboral".
Se reflejan en la productividad
Para Fernando Bohórquez, director de la Clínica Colombiana de Sexualidad, Familia y Pareja, es inevitable bloquear las relaciones sentimentales en el trabajo pese a que, en algunas entidades, son causantes de despido.
"Cuando hay química, cuando surge el enamoramiento, no importan las reglas, las presiones y los chismes", cuenta el psicólogo y sexólogo, quien afirma que las relaciones pueden ir desde un simple romance pasajero, pasando por una relación clandestina (cuando uno de los dos, o los dos, están comprometidos), hasta el matrimonio.
Para el especialista esto es absolutamente normal, hasta tanto empiezan los problemas. "Eso se refleja en la productividad porque es difícil desvincular una cosa de la otra; sobre todo, cuando hay celos y surgen discusiones que todos a su alrededor presencian", cuenta.
También, explica, hay inconvenientes cuando uno de los dos no hace más que mirar a qué se dedica el otro, y por tanto, descuida sus tareas. Igualmente cuando surgen competencias y celos profesionales, si están en el mismo nivel.
Si usted tiene una relación con alguien de su trabajo, Bohórquez tiene una recomendación contundente: ocultarlo, manejar un bajo perfil, evitar escenas que lo dejen en evidencia y dedicarse de lleno a trabajar.
Una de las situaciones más complejas, en estos casos, ocurre cuando se fracciona o se termina la relación.
"En esta situación siempre hay uno más involucrado que el otro. Y este es el que más sufre la ruptura porque debe desarrollar el duelo teniendo a la otra persona al frente, y más, cuando se entera de que ya tiene otra relación", indica Bohórquez.
No todas generan problemas
Sin embargo, según los expertos, hay casos exitosos donde las parejas, así compartan tanto el hogar como el trabajo, saben manejar las cosas con prudencia y madurez.
Por su parte Juan Vicente Conde, médico especialista en salud ocupacional y miembro de la Sociedad Colombiana de Medicina del Trabajo, explica que pese a que la mayoría de empresas opta por prohibir este tipo de contactos entre sus empleados, no hay nada que demuestre que estas afectan la productividad.
No obstante, reconoce que existe el riesgo de que no solo disminuyan el rendimiento del empleado, sino también el clima organizacional.
"Los errores y la distracción pueden aparecer. Estar muy feliz, por estar enamorado, puede llevar a la persona a asumir riesgos o a aparentar que es la más fuerte", advierte.
Sin embargo, aclara que una persona enamorada transmite mayor energía y que esto se ve representado en la productividad.
¿Por qué las empresas las prohíben?
Lo hacen para evitar que se construyan artimañas que terminen en algún tipo de desfalco; para evitar escándalos por celos, reclamos o conductas posesivas.
También para evitar que los empleados se distraigan e incurran en errores por estar vigilando al otro.
Para la directora de recursos humanos de una importante empresa del sector financiero, es evidente la disminución en la productividad cuando se presentan relaciones en la organización. Además, según ella, uno puede resultar favoreciendo y hasta siendo cómplice del otro.
Cuando conocen alguna relación de este tipo, en dicha compañía, suelen cambiar a la persona a otra área de trabajo. Y si se presentan conflictos, se hacen merecedores de memorandos, y dependiendo de la situación, de sanciones y hasta despidos.
Testimonios
'Me gustan los romances de oficina'
María José* tiene 25 años, y reconoce, sin ningún reparo, que ha tenido varias relaciones en las tres empresas en las que ha trabajado en los últimos tres años.
"Han sido relaciones pasajeras. Es rico gozar de ese gustico, de la picardía. Además, trabajo mucho y no hay tiempo para salir y conocer más gente", cuenta la mujer, contadora de profesión, separada y madre de un hijo.
Para ella, las relaciones con los compañeros son positivas siempre y cuando no se involucren emocionalmente. "Esto es de lunes a viernes nada más. No hay que enamorarse. Cero show", cuenta, y explica que en muchas ocasiones, esos "amiguitos con derechos" la han ayudado a escalar posiciones.
No obstante, cuenta que tuvo una mala experiencia con quien era su jefe. "Había ventajas. Por ejemplo, a veces me autorizaba que
sacara plata de la caja menor para gastos urgentes".
El problema, que además hizo que la relación terminara, es que cada quien sabía cuáles eran los tiempos y movimientos del otro, lo que desencadenó conflictos irreconciliables.
Por último, confiesa que con sus amantes de oficina prefiere, a la hora del amor, lugares como la cocineta, el ascensor o las escaleras de emergencia de la empresa. "El riesgo es excitante".
Los asuntos de la casa se quedan allá
Juan Carlos* y Marcela llevan 13 años de casados. Se conocieron en el trabajo, y ambos continúan ejerciendo su profesión en el mismo lugar.
"Como trabajamos en lo mismo, sabemos que los planes se pueden desbaratar en cualquier momento. Tenemos intereses comunes, sabemos qué es lo que hace el otro y tratamos de ayudarnos sin meternos en la vida del otro", cuenta Marcela.
La mujer diceque, aunque comparten el mismo oficio, solo se cuentan lo estrictamente necesario. Y que las pocas discusiones se quedan en casa.
Otro aspecto que ha influido para que esta relación sea exitosa, es que ambos ocupan el mismo nivel, y por tanto sus ingresos y
crecimiento profesional son los mismos.
*Nombres cambiados por petición de la fuente
Tomado de www.eltiempo.com
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