José Fuentes-Salinas
Bajo la consideración de que el matrimonio, el divorcio y la viudez son los eventos que más angustia producen en la vida adulta, la Asociación Americana de Psicología dio a conocer este miércoles el estudio más reciente sobre la adaptación a estas condiciones.
Reacciones a los cambios maritales, un estudio dirigido por Richard E. Lucas, de la Universidad del Estado de Michigan, encontró que una persona retraída y poco sociable suele enfrentar más cambios con el matrimonio que alguien que tiene una buena red social de amistades.
También considera que es más difícil adaptarse a la viudez que al divorcio.
"Los cambios en el estado marital están entre las más importantes transiciones de la vida adulta. Así, la viudez y el divorcio son dos de los eventos que causan más ansiedad a los adultos, más incluso que ir a la cárcel", señala el estudio.
A los investigadores les interesa saber más de esas transiciones, porque frecuentemente de ahí se derivan problemas mayores en la sociedad. En un mal matrimonio suele aparecer la violencia doméstica, que produce grandes daños psicológicos en los niños.
"El matrimonio o el divorcio no tienen las mismas implicaciones para todos los individuos", destaca Lucas. "Por ejemplo, una persona que tiene una vida muy gratificante y una red de amistades numerosa tiene menos que ganar con el matrimonio".
"En el otro polo, una persona que tiende a la soledad y está más insatisfecha con su vida, puede ganar mucho con el matrimonio", prosigue el estudio. "Igualmente, una persona que está muy satisfecha con su vida y con su matrimonio tiene más que perder cuando su pareja muere. Así, se puede ver que las reacciones de una persona ante los eventos de vida tienen que ver con todas las circunstancias, no sólo con su personalidad".
Sin embargo, el estudio que se realizó en Alemania y fue publicado en la revista "Journal of Personality and Social Psychology" tiene matices diferentes en la comunidad latina.
Los latinos adultos, por ejemplo, encuentran más fácil adaptarse a la viudez que al divorcio y frecuentemente el matrimonio no incrementa la felicidad de una persona solitaria o de mal carácter.
"Una persona de mal carácter o solitaria es mentira que vaya a cambiar, al contrario, se le complica la vida", dice Alida Grande, una empleada de vestidos y ajuares nupciales.
Grande, quien diariamente ve a parejas que están a punto de casarse, piensa también que es más difícil adaptarse al divorcio que la viudez.
"El divorcio siempre termina en guerra... Por los hijos, por el derecho a las visitas, por el dinero... Es un cuento de nunca acabar", dice la mujer de 45 años.
En el mismo sentido, pero con argumentos diferentes, Joaquín Sánchez, de 53 años de edad, cree le sería más fácil adaptarse a la viudez que asimilar un divorcio.
"Yo todavía celo a mi esposa", dice luego de 27 años de casado, "no aguantaría verla con otro".
Sin embargo, personas más jóvenes en reaccionan de manera más semejante a quienes se entrevistaron en el estudio.
Luis Meza, un guardia de seguridad de 21 años, piensa diferente.
"Yo creo que es más fácil adaptarse al divorcio, porque ahí todavía tienes una chance de volverte a casar", dice.
La investigación realizada por Lucas encontró que luego de una súbita explosión de felicidad en el matrimonio, muchas veces los niveles de satisfacción entre solteros y casados tienden a igualarse.
Esto no lo creen los latinos entrevistados, pero los argumentos cambian según la edad y el sexo.
Sánchez y Meza creen que son mucho más felices que en sus años de solteros. Sánchez cree que se debe a que en su matrimonio tiene una compañía más estable, pero si se le pregunta a la señora Grande, afirma que está más satisfecha con su vida de casada, pero todo es en función de sus hijos.
Aunque en la investigación sobre la adaptación a los cambios maritales no se menciona mucho el papel de la cultura, se reconoce que la forma en que la gente ve a casados y solteros influye mucho.
En México, por ejemplo, aunque el presidente Vicente Fox inició su presidencia como soltero, a la larga el modelo tradicional de familia influyó en su cambio de estatus marital y se casó.
En Estados Unidos y en países como Alemania, donde se realizó el estudio, los divorciados sienten menos apoyo social y enfrentan más dificultades económicas que las parejas.
En las familias latinas tradicionales, además de la falta de apoyo social, existen prejuicios que ubican a las personas divorciadas como algo fuera de lo normal, aunque casi la mitad de los matrimonios suelen terminar en divorcio.
Tomado de www.eldiariony.com
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