La ministra más joven de la historia, la primera nacida en democracia, tiene el encargo de Rodríguez Zapatero de hacer realidad la igualdad entre hombres y mujeres, uno de los ejes políticos de su acción de gobierno para esta legislatura. Nacida en Alcalá de los Gazules, de 31 años, prueba estos días las hieles del poder y se curte en el duro ejercicio de la cosa pública en la Villa y Corte, mientras intenta sacar adelante un departamento desde cero y un proyecto político sin precedentes
-¿Vaya semana ha tenido! ¿Se siente en el centro de la diana?
-Los medios de comunicación desarrollan su trabajo, es su obligación hacerlo, y de una comparecencia larga, donde se pusieron de manifiesto muchas de las medidas que queremos emprender en la legislatura llamó la atención la más novedosa, que no era la medida estrella, porque en cuanto a violencia de género la prioridad es la atención a las víctimas e incrementar la sensibilidad y la concienciación social. Entendemos que hay que buscar nuevas fórmulas y hay que incorporar a los hombres a la lucha contra la lacra del maltrato. Dentro de esa idea, una de las medida es un teléfono de asistencia, como existe en otros países europeos y ha sido motivo de profundo debate en el Departamento.
-Su nombramiento como ministra fue en especial sorprendente ¿Qué cree que simboliza?
-Que se incorpora una nueva generación a la política, que ha crecido en democracia, que tiene otras problemáticas distintas, que también hay que saber abordar. Tengo, como sabe, incorporadas las políticas de juventud. Y para las mujeres de este país es importante la creación del Ministerio, porque supone poner al primer nivel de las políticas públicas lo relacionado con la igualdad de género.
-¿Quién es Bibiana Aido? se preguntaba la gente. ¿Quién es?
-Me cuesta trabajo definirme, pero si tengo que hacerlo diré que me considero una mujer comprometida, desde que tengo uso de razón, muy luchadora, muy trabajadora también, muy autoexigente, quizá demasiado; sensible a los problemas sociales, honesta, buena persona, quiero irme a dormir tranquila todas las noches, con la consciencia del deber cumplido.
-¿Considera que cubre alguna cuota? ¿andaluza, joven o mujer en este gobierno?
- Todas y todos somos un poco cuota, en casi todo. En los ámbitos profesionales o políticos siempre se buscan perfiles determinados, según la capacidad, el nivel de responsabilidad, los valores. Influyen muchas cosas, también el sexo. Todos somos un poco cuota y estamos en los sitios en función de una serie de circunstancias. Siempre he estado a favor, porque ha sido el instrumento que ha permitido que las mujeres entren en la política. Y luego hemos demostrado que se puede gobernar un país o una comunidad autónoma con la mitad de mujeres en los gobiernos, o se puede ser alcaldesa y llevarlo bien.
-¿Cómo ha sido recibida como ministra? ¿Ha notado prejuicios por su edad, por su sexo?
-No quiero tener una actitud victimista, con independencia de que esta semana haya sido especialmente intensa. Cada cual tiene que hacer su trabajo y yo el mío, y no perder de vista el objetivo, seguir desarrollando y comunicando las políticas que queremos hacer.
-¿Cree que las mujeres han de trabajar el doble para demostrar lo que valen?
-Sin duda las mujeres tenemos mucho más que demostrar todavía en todos los ámbitos, y sin duda se nos juzga por muchas más cosas que a los hombres, desde por cómo vas vestida, si tienes mala cara, cómo te expresas, si tienes un lapsus o no lo tienes. Somos miradas con lupa. La vara de medir es distinta.
-¿Ser joven puede jugar en su contra?
-Creo que ser joven se quita con la edad y me parece un error total y absoluto partir del presupuesto de que ser joven es sinónimo de incapacidad, cuando tenemos la generación mejor formada de la historia.
-¿Y la falta de currículum, de experiencia política?
-Es verdad que soy joven, pero llevo la mitad de mi vida en política, primero en la política orgánica, en la que no he dejado de estar nunca, luego en una delegación provincial de la Junta de Andalucía, después en la administración regional
-¿Es cierto que las Juventudes Socialistas son tan duras?
-En las Juventudes Socialistas se aprende mucho, es un buen ámbito para bregarte en política. Pero tengo muy buenos recuerdos. Dejé de pertenecer el 2 de febrero, cuando cumplí 31 años. Los compañeros me llamaban no para felicitarme, sino para decirme «hoy dejas de ser de Juventudes». Me llevé 15 años, aprendí mucho y he dejado grandes amigos. Me voy a quedar con los amigos.
-¿Cómo le han recibido las «históricas» del feminismo, mujeres con más experiencia, que pudieran haber sentido que merecían este cargo más que usted?
-Todo lo que sé de género lo he aprendido de ellas y me he sentido muy apoyada desde el primer momento por los grandes nombres del feminismo de este país, porque creo que consideran que su trabajo tiene continuidad en el tiempo.
-¿Y la vieja guardia de su partido?
-Sí, también me he sentido muy respaldada desde el primer día.
-¿Cómo valora las declaraciones de Alfonso Guerra?
- Prefiero no contestar.
-¿Qué diferencias sustanciales hay entre la forma de concebir la política la gente de su generación y los veteranos?
-Yo creo que la política es un instrumento para resolver problemas de la gente, por lo cual hay que estar muy cerca de ella, de la calle, eso es lo principal. No subirse en una nube, no perder las distancias, la perspectiva. Pienso también que hay que tener el pie en el estribo para bajarse cuando haga falta. Esas son las cuestiones compartidas por la gente de mi generación, pero también por muchas otras personas. Que la política sea cercana. Y dignificarla. Se le dedican muchas horas, mucho esfuerzo, se sacrifican muchas cosas del tiempo personal, estás en el ojo del huracán, pones la cara hay que quitar muchos de los mitos que tiene la política.
-Hay también quien piensa que le ha llegado el cargo demasiado pronto.
-Yo digo siempre «caminante no hay camino se hace camino al andar». Hay gente que me dice «dentro de cuatro años serás una ex» Yo creo que en la vida las cosas no se miden de forma lineal.. Dentro de x años podré tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol, y ahora sé cómo se monta un ministerio Hay que tener claro que las responsabilidades políticas son siempre transitorias.
-¿En esta semana ha aprendido mucho?
-Creo que sí. He aprendido que la libertad de expresión es inversamente proporcional a la responsabilidad que tienes. A mayor responsabilidad, menor libertad de expresión.
-¿Y en cuanto a gramática y léxico qué experiencia ha sacado?
-Lo de «miembras» fue un lapsus total. Pero no está mal que se abra el debate, porque el lenguaje es sexista y hay palabras que se han incorporado, aunque ha costado mucho, como médica, jueza Cada paso, cuando hay un término de género por medio, cuesta. No está mal que se abra el debate, pero no es una de las prioridades del ministerio. La lengua está viva, como la sociedad.
-Cuando habla de una nueva masculinidad ¿qué quiere decir?
-La sociedad ha cambiado mucho, pero no nos hemos adaptado a ese nuevo reparto de responsabilidades, a compartir los espacios, y el esfuerzo al final recae sobre las mujeres Conciliamos con nosotras mismas, con nuestras madres o con empleadas de hogar, mujeres también. Tenemos que ir a un nuevo modelo de sociedad y hemos que incorporar a los hombres al discurso de la igualdad, que no es sólo de mujeres, es un discurso de ciudadanía, porque nos jugamos mucho. Los hombres tienen que participar, porque si no los pasos que demos pueden ser en falso.
-La igualdad se sienta en el Consejo de Ministros, me decía Amelia Valcárcel. ¿Le hacen caso los demás?
-Creo que hay una conciencia bastante importante en el Gabinete acerca de incorporar la igualdad, la perspectiva de género, a todo lo que se hace. Es una apuesta clara del presidente.
-La transversalidad ¿es motivo de roces? Supone visar, influir en los proyectos de los de otros, incluir en su programa actuaciones que están en las tareas de otros Ministerios
-Las políticas de igualdad no pueden ser sectoriales, aunque tenemos que hacer políticas específicas de género. Se ha creado la comisión delegada de igualdad, cada ministerio tiene que tener unidades de igualdad, vamos a regular los informes sobre impacto de género, se va a incorporar la perspectiva de género a los presupuestos, que es importante también desde el punto de vista de ahorro del gasto público. En Andalucía detectaron cuando comenzaron a hacerlo que había partidas presupuestarias que perjudicaban la igualdad de sexo y había otras para paliar esas desigualdades. Gracias a ee informe sobre el impacto de género en los presupuestos en Andalucía se impulsaron las medidas para el fomento de guarderías.
-¿Cree que el Ministerio tiene competencias claras y suficientes y el presupuesto adecuado?
-No vamos a ser un Ministerio especialmente inversor, sino que tenemos que hacer realidad esa transversalidad, que es un mandado de la UE y Naciones Unidas, al tiempo que seguir desarrollando nuestras políticas. La hoja la tenemos marcada: la ley de Igualdad, la Integral contra la Violencia de Género; el plan estratégico de igualdad de oportunidades 2008-2011, con medidas de todos los ministerios, ahí hay un cómputo de 621 millones de euros, que es el total que gastan en políticas de igualdad, pero esas políticas las tenemos que dirigir nosotros.
-¿Qué hará contra la desigualdad laboral?
-Sacamos ahora la línea de ayudas a las pymes, que ya contemplaba el Instituto de la Mujer, pero lo fundamental es incorporar los planes de igualdad en la negociación colectiva. Son muchas ya las empresas que se están interesando.
-¿Qué se les va a ofrecer y a cambio de qué?
-Las empresas de más de 250 trabajadores tienen la obligación de negociar planes de igualdad, es decir, de incorporar en la empresa el principio de igualdad de oportunidades e ir implantando medidas como horarios flexibles, reducciones de jornada, guarderías Es la vía más importante, junto con el permiso de paternidad, para lograr avanzar.
-Ha anunciado una Ley de Igualdad en el trato? ¿Qué plazos tiene?
-Queremos llevarla al Consejo de Ministros en el primer trimestre de 2009, para a partir de ahí empezar a trabajarla con las asociaciones, que sea muy participada. Va a dirigirse sobre todo a la no discriminación en el acceso al empleo y en el acceso a bienes y servicios. Por ejemplo, a la hora de alquilar una vivienda.
-¿Qué política quiere hacer para la juventud, el tercer eje de su Departamento?
-Los jóvenes son el futuro pero también parte del presente, son la generación más formada de nuestra historia. Hay que incorporarlos a la sociedad actual. Tenemos también una exigencia desde la óptica de nuestra propia eficiencia económica, de nuestra rentabilidad, porque estamos en la sociedad del conocimiento y no podemos desaprovechar ni la capacitación y el capital humano de las mujeres ni el de los jóvenes. Tienen que incorporarse al mercado laboral, pero en equidad, no sustituir mano de obra cara por barata; o que las mujeres jóvenes no tengan que renunciar a su maternidad al trabajar. Debe también mejorar su acceso a la vivienda, para tener posibilidades reales de emancipación.
-Los medios de comunicación desarrollan su trabajo, es su obligación hacerlo, y de una comparecencia larga, donde se pusieron de manifiesto muchas de las medidas que queremos emprender en la legislatura llamó la atención la más novedosa, que no era la medida estrella, porque en cuanto a violencia de género la prioridad es la atención a las víctimas e incrementar la sensibilidad y la concienciación social. Entendemos que hay que buscar nuevas fórmulas y hay que incorporar a los hombres a la lucha contra la lacra del maltrato. Dentro de esa idea, una de las medida es un teléfono de asistencia, como existe en otros países europeos y ha sido motivo de profundo debate en el Departamento.
-Su nombramiento como ministra fue en especial sorprendente ¿Qué cree que simboliza?
-Que se incorpora una nueva generación a la política, que ha crecido en democracia, que tiene otras problemáticas distintas, que también hay que saber abordar. Tengo, como sabe, incorporadas las políticas de juventud. Y para las mujeres de este país es importante la creación del Ministerio, porque supone poner al primer nivel de las políticas públicas lo relacionado con la igualdad de género.
-¿Quién es Bibiana Aido? se preguntaba la gente. ¿Quién es?
-Me cuesta trabajo definirme, pero si tengo que hacerlo diré que me considero una mujer comprometida, desde que tengo uso de razón, muy luchadora, muy trabajadora también, muy autoexigente, quizá demasiado; sensible a los problemas sociales, honesta, buena persona, quiero irme a dormir tranquila todas las noches, con la consciencia del deber cumplido.
-¿Considera que cubre alguna cuota? ¿andaluza, joven o mujer en este gobierno?
- Todas y todos somos un poco cuota, en casi todo. En los ámbitos profesionales o políticos siempre se buscan perfiles determinados, según la capacidad, el nivel de responsabilidad, los valores. Influyen muchas cosas, también el sexo. Todos somos un poco cuota y estamos en los sitios en función de una serie de circunstancias. Siempre he estado a favor, porque ha sido el instrumento que ha permitido que las mujeres entren en la política. Y luego hemos demostrado que se puede gobernar un país o una comunidad autónoma con la mitad de mujeres en los gobiernos, o se puede ser alcaldesa y llevarlo bien.
-¿Cómo ha sido recibida como ministra? ¿Ha notado prejuicios por su edad, por su sexo?
-No quiero tener una actitud victimista, con independencia de que esta semana haya sido especialmente intensa. Cada cual tiene que hacer su trabajo y yo el mío, y no perder de vista el objetivo, seguir desarrollando y comunicando las políticas que queremos hacer.
-¿Cree que las mujeres han de trabajar el doble para demostrar lo que valen?
-Sin duda las mujeres tenemos mucho más que demostrar todavía en todos los ámbitos, y sin duda se nos juzga por muchas más cosas que a los hombres, desde por cómo vas vestida, si tienes mala cara, cómo te expresas, si tienes un lapsus o no lo tienes. Somos miradas con lupa. La vara de medir es distinta.
-¿Ser joven puede jugar en su contra?
-Creo que ser joven se quita con la edad y me parece un error total y absoluto partir del presupuesto de que ser joven es sinónimo de incapacidad, cuando tenemos la generación mejor formada de la historia.
-¿Y la falta de currículum, de experiencia política?
-Es verdad que soy joven, pero llevo la mitad de mi vida en política, primero en la política orgánica, en la que no he dejado de estar nunca, luego en una delegación provincial de la Junta de Andalucía, después en la administración regional
-¿Es cierto que las Juventudes Socialistas son tan duras?
-En las Juventudes Socialistas se aprende mucho, es un buen ámbito para bregarte en política. Pero tengo muy buenos recuerdos. Dejé de pertenecer el 2 de febrero, cuando cumplí 31 años. Los compañeros me llamaban no para felicitarme, sino para decirme «hoy dejas de ser de Juventudes». Me llevé 15 años, aprendí mucho y he dejado grandes amigos. Me voy a quedar con los amigos.
-¿Cómo le han recibido las «históricas» del feminismo, mujeres con más experiencia, que pudieran haber sentido que merecían este cargo más que usted?
-Todo lo que sé de género lo he aprendido de ellas y me he sentido muy apoyada desde el primer momento por los grandes nombres del feminismo de este país, porque creo que consideran que su trabajo tiene continuidad en el tiempo.
-¿Y la vieja guardia de su partido?
-Sí, también me he sentido muy respaldada desde el primer día.
-¿Cómo valora las declaraciones de Alfonso Guerra?
- Prefiero no contestar.
-¿Qué diferencias sustanciales hay entre la forma de concebir la política la gente de su generación y los veteranos?
-Yo creo que la política es un instrumento para resolver problemas de la gente, por lo cual hay que estar muy cerca de ella, de la calle, eso es lo principal. No subirse en una nube, no perder las distancias, la perspectiva. Pienso también que hay que tener el pie en el estribo para bajarse cuando haga falta. Esas son las cuestiones compartidas por la gente de mi generación, pero también por muchas otras personas. Que la política sea cercana. Y dignificarla. Se le dedican muchas horas, mucho esfuerzo, se sacrifican muchas cosas del tiempo personal, estás en el ojo del huracán, pones la cara hay que quitar muchos de los mitos que tiene la política.
-Hay también quien piensa que le ha llegado el cargo demasiado pronto.
-Yo digo siempre «caminante no hay camino se hace camino al andar». Hay gente que me dice «dentro de cuatro años serás una ex» Yo creo que en la vida las cosas no se miden de forma lineal.. Dentro de x años podré tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol, y ahora sé cómo se monta un ministerio Hay que tener claro que las responsabilidades políticas son siempre transitorias.
-¿En esta semana ha aprendido mucho?
-Creo que sí. He aprendido que la libertad de expresión es inversamente proporcional a la responsabilidad que tienes. A mayor responsabilidad, menor libertad de expresión.
-¿Y en cuanto a gramática y léxico qué experiencia ha sacado?
-Lo de «miembras» fue un lapsus total. Pero no está mal que se abra el debate, porque el lenguaje es sexista y hay palabras que se han incorporado, aunque ha costado mucho, como médica, jueza Cada paso, cuando hay un término de género por medio, cuesta. No está mal que se abra el debate, pero no es una de las prioridades del ministerio. La lengua está viva, como la sociedad.
-Cuando habla de una nueva masculinidad ¿qué quiere decir?
-La sociedad ha cambiado mucho, pero no nos hemos adaptado a ese nuevo reparto de responsabilidades, a compartir los espacios, y el esfuerzo al final recae sobre las mujeres Conciliamos con nosotras mismas, con nuestras madres o con empleadas de hogar, mujeres también. Tenemos que ir a un nuevo modelo de sociedad y hemos que incorporar a los hombres al discurso de la igualdad, que no es sólo de mujeres, es un discurso de ciudadanía, porque nos jugamos mucho. Los hombres tienen que participar, porque si no los pasos que demos pueden ser en falso.
-La igualdad se sienta en el Consejo de Ministros, me decía Amelia Valcárcel. ¿Le hacen caso los demás?
-Creo que hay una conciencia bastante importante en el Gabinete acerca de incorporar la igualdad, la perspectiva de género, a todo lo que se hace. Es una apuesta clara del presidente.
-La transversalidad ¿es motivo de roces? Supone visar, influir en los proyectos de los de otros, incluir en su programa actuaciones que están en las tareas de otros Ministerios
-Las políticas de igualdad no pueden ser sectoriales, aunque tenemos que hacer políticas específicas de género. Se ha creado la comisión delegada de igualdad, cada ministerio tiene que tener unidades de igualdad, vamos a regular los informes sobre impacto de género, se va a incorporar la perspectiva de género a los presupuestos, que es importante también desde el punto de vista de ahorro del gasto público. En Andalucía detectaron cuando comenzaron a hacerlo que había partidas presupuestarias que perjudicaban la igualdad de sexo y había otras para paliar esas desigualdades. Gracias a ee informe sobre el impacto de género en los presupuestos en Andalucía se impulsaron las medidas para el fomento de guarderías.
-¿Cree que el Ministerio tiene competencias claras y suficientes y el presupuesto adecuado?
-No vamos a ser un Ministerio especialmente inversor, sino que tenemos que hacer realidad esa transversalidad, que es un mandado de la UE y Naciones Unidas, al tiempo que seguir desarrollando nuestras políticas. La hoja la tenemos marcada: la ley de Igualdad, la Integral contra la Violencia de Género; el plan estratégico de igualdad de oportunidades 2008-2011, con medidas de todos los ministerios, ahí hay un cómputo de 621 millones de euros, que es el total que gastan en políticas de igualdad, pero esas políticas las tenemos que dirigir nosotros.
-¿Qué hará contra la desigualdad laboral?
-Sacamos ahora la línea de ayudas a las pymes, que ya contemplaba el Instituto de la Mujer, pero lo fundamental es incorporar los planes de igualdad en la negociación colectiva. Son muchas ya las empresas que se están interesando.
-¿Qué se les va a ofrecer y a cambio de qué?
-Las empresas de más de 250 trabajadores tienen la obligación de negociar planes de igualdad, es decir, de incorporar en la empresa el principio de igualdad de oportunidades e ir implantando medidas como horarios flexibles, reducciones de jornada, guarderías Es la vía más importante, junto con el permiso de paternidad, para lograr avanzar.
-Ha anunciado una Ley de Igualdad en el trato? ¿Qué plazos tiene?
-Queremos llevarla al Consejo de Ministros en el primer trimestre de 2009, para a partir de ahí empezar a trabajarla con las asociaciones, que sea muy participada. Va a dirigirse sobre todo a la no discriminación en el acceso al empleo y en el acceso a bienes y servicios. Por ejemplo, a la hora de alquilar una vivienda.
-¿Qué política quiere hacer para la juventud, el tercer eje de su Departamento?
-Los jóvenes son el futuro pero también parte del presente, son la generación más formada de nuestra historia. Hay que incorporarlos a la sociedad actual. Tenemos también una exigencia desde la óptica de nuestra propia eficiencia económica, de nuestra rentabilidad, porque estamos en la sociedad del conocimiento y no podemos desaprovechar ni la capacitación y el capital humano de las mujeres ni el de los jóvenes. Tienen que incorporarse al mercado laboral, pero en equidad, no sustituir mano de obra cara por barata; o que las mujeres jóvenes no tengan que renunciar a su maternidad al trabajar. Debe también mejorar su acceso a la vivienda, para tener posibilidades reales de emancipación.
Tomado de www.lavozdigital.es
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