- Muchas empresas toman cartas en el asunto y establecen normas.
- El 13% de los españoles conoció a su pareja en el lugar de trabajo.
- Regularlas dañaría el derecho a la intimidad de los trabajadores.
El trabajo es uno de los ámbitos más proclives a que surja una relación afectiva entre dos personas. Las horas que se pasan en él, sumadas a los cafés o almuerzos compartidos, reuniones, viajes o fiestas de empresa propician el encariñamiento mutuo. ¿Pero dicha situación beneficia, o por el contrario puede perjudicar hasta el punto de perder el empleo?
Según un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 13% de los españoles conoció en activo a su pareja en el lugar de trabajo. En el 67% de las veces, la atracción surgió paulatinamente, al ir compartiendo el ambiente laboral durante horas y horas.
Tal situación puede traer consigo tanto consecuencias positivas como negativas en el terreno personal y laboral. Los expertos consideran que, por un lado, puede ser positivo en la medida en que puede llegar a facilitar el rendimiento laboral y crear un ambiente más distendido.
Por el contrario, será perjudicial si, cuando una relación se rompa, dicho desenlace interfiere en el desarrollo del trabajo. En este caso, la empresa puede verse perjudicada. De hecho, muchas empresas toman cartas en el asunto y establecen normas al respecto.
En España no existe ninguna ley que prohíba que dos personas en una empresa mantengan una relación sentimental. Además, regularlo es muy delicado "porque se estaría vulnerando el derecho a la intimidad de las personas trabajadoras", según explica la experta Eva Bedate, responsable de expansión del Club Concilia. No obstante, algunas empresas, aunque no establezcan ningún tipo de protocolo, intentan en la práctica evitar estas situaciones cuando existe una dependencia jerárquica directa.
Posible conflicto de intereses
En estos casos, las empresas intervienen para evitar posibles conflictos de intereses reubicando a alguna de las personas en un departamento diferente. Aun así, se trata de una situación ciertamente delicada; si la empresa cambia de puesto a uno de los dos, pero lo hace dentro del marco legal (con la misma categoría, salario y condiciones) y justifica ese cambio por otro motivo, lo normal es que no suceda nada.
No obstante, si el cambio implica un empeoramiento de las condiciones de trabajo, el trabajador puede tener un motivo al que aferrarse para reclamar. A este respecto, conviene recordar que despedir a una persona por este motivo supone incurrir en un despido improcedente.
Según los expertos, hay compañías que practican esta política de forma solapada, pero ninguna tiene normas por escrito porque se trata de una situación alejada de la legalidad, ya que el artículo 17 del Estatuto de los Trabajadores prohíbe cualquier discriminación basada en vínculos de parentesco, aunque reconoce que existen formas de que la empresa intervenga en estas situaciones sin vulnerar la ley.
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