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lunes, 11 de agosto de 2008

¿Cómo manejar los trastornos del aprendizaje?

 
Los trastornos del aprendizaje son una de las causas de bajo rendimiento en el colegio y se manifiestan como dificultades que presentan algunos niños para adquirir o manejar los conocimientos entregados en la etapa escolar. Generalmente, estos problemas se presentan en el área de la lectura, escritura o en cálculo, por ejemplo, matemáticas. Pueden afectar a cualquier niño, independientemente de su inteligencia o capacidad y aparecer en cualquier momento de su historia escolar.

La incidencia de estos trastornos es muy variable. Se estima que afectan a alrededor del 15 % de la población infantil en edad escolar y su intensidad también es muy variable, ya que a veces sólo se manifiesta ante exigencias ambientales demasiado altas para el niño.

Teniendo en cuenta esta realidad, Clínica Dávila realizará una charla gratuita titulada "¿Cómo manejar los trastornos del aprendizaje?", el jueves 26 de junio a las 18 horas en el auditorio del recinto. En la oportunidad la neuróloga Carolina Álvarez abordará las causas de bajo rendimiento escolar y las señales de alerta para sospechar alguna alteración en el aprendizaje.

Algunos trastornos como la dislexia, afectan a niños con una inteligencia normal que no presentan problemas sensoriales ni emocionales grave, pero que no logran aprender con los métodos tradicionales. En estos casos la doctora Carolina Álvarez aconseja que en caso de detectar algún síntoma es importante tomar algunas medidas como conocer los puntos fuertes de los hijos, pues los niños con trastornos de aprendizaje a menudo son muy inteligentes, poseen capacidad de liderazgo o sobresalen en música, artes, deportes u otras áreas creativas; reunirse con sus profesores para conocer el rendimiento y la actitud del niño; observar su capacidad para el estudio y hacer las tareas; pedir a los educadores una evaluación completa y así poder detectar tanto las deficiencias como las destrezas del niño.

La especialista agrega que las manifestaciones clínicas que mostrará el niño dependerán del tipo de funciones neurológicas que se desarrollen más lentamente. Por ejemplo, los niños portadores del síndrome de déficit atencional - hiperactividad presentan una combinación de dificultades en la atención selectiva, control de impulsos, control emocional y control del grado de actividad motora, lo que se manifestará como una dificultad importante del niño para adecuar su conducta a las exigencias de su medio ambiente.
Tomado de www.lasegunda.com

Los miedos que alimentan la anorgasmia

 

 * Falsas ideas que impiden llegar al orgasmo
De la misma forma que uno de los problemas más frecuentes en materia de sexo por parte del sector masculino es la dificultad para mantener una erección, en las mujeres la anorgasmia se lleva el premio a uno de los mayores obstáculos para tener una sexualidad plena. Y es que no son pocas las mujeres que no acuden a la consulta de un sexólogo, aunque lo padezcan, por temor, vergüenza o mero desconocimiento del tema. De hecho, tener relaciones sexuales sin llegar al clímax se ha convertido para ellas en la norma universal, y algunas se han resignado pasivamente a renunciar a ello de por vida. Otras lo viven con gran ansiedad, obsesionándose y haciendo de ello una preocupación permanente dentro y fuera de la cama.

Entre las ideas distorsionadas que sostienen en torno al tema hallamos algunas tales como:

* "Si no soy capaz de tener un orgasmo es porque estoy mal hecha, me falta algo, no soy una mujer normal".

Evidentemente una primera exploración a nivel ginecológico es fundamental para descartar cualquier alteración orgánica que pudiera estar explicando el problema. Pero una vez que el médico confirma que físicamente se encuentra bien, la protagonista ha de saber que el porcentaje mayoritario de situaciones de anorgasmia se deben a problemas psicológicos, de pareja, o a creencias irracionales y miedos acerca de la sexualidad, que por cierto tienen solución. Aunque sea la mujer la que manifieste dificultad para llegar al orgasmo, la responsabilidad ha de estar repartida en los dos miembros de la pareja, pues muchas veces mejorando la comunicación y variando el tipo de estimulación se contribuye a resolverlo.

* "Sin un orgasmo el sexo no es completamente satisfactorio. Tengo que conseguirlo pase lo que pase".

Esto es completamente falso, pues el placer no es algo que surja de forma dicotómica en términos de todo o nada, sino que comprende una serie de grados intermedios, de los cuales se pueden obtener gratas experiencias. El hecho de compartir un momento de intimidad con la pareja, dar y recibir caricias, besarse, poner en marcha todos y cada uno de los sentidos, estimularse no sólo los genitales sino la piel, etc., es más que placentero por sí mismo. El viaje del sexo merece la pena ser vivido como un proceso, no como un destino prefijado llamado orgasmo al que hay que llegar a toda costa. Es más, si la meta se convierte en una obligación, los viajeros pueden sentirse tan presionados y tensos que acaban bloqueándose incluso antes de comenzar la aventura.

* "Esto es una señal de que nuestra relación está acabada"

Si la relación de pareja está deteriorada, eso también se trasladará a los momentos de intimidad sexual. Si ha habido discusiones, críticas destructivas y conflictos de forma reiterada, puede ocurrir que se vaya al encuentro sexual con ansiedad, con pensamientos recurrentes acerca de lo que incomoda del otro, etc., y como es fácil de entender, acabar boicoteándose a sí misma, sin poder disfrutar. Sin embargo, no siempre que hay un problema sexual tiene que haber una relación de pareja insana, ambas cosas pueden darse juntas y por separado, y no ser una necesariamente la causante de mitos anorgasmia IIla otra.

* "Tal vez sea la edad, cuando se es mayor estás cosas pasan"

Con la edad y los cambios hormonales asociados a la menopausia algunas mujeres, que no todas, (y en distinto grado) pueden experimentar cambios en su sexualidad: disminución de la lubricación vaginal y menor deseo, nada que no pueda compensarse con lubricantes vaginales, terapias hormonales o sexológicas. Pero hemos de dejar claro que menopausia no es sinónimo de anorgasmia ni de cese de la vida sexual. La dificultad para llegar al clímax es algo que puede experimentar cualquier persona sea hombre, mujer o tenga una edad u otra.

* "Hay mujeres como yo que no son tan fogosas, y eso hace que no podamos llegar al orgasmo".

Es importante separar el hipodeseo sexual de la anorgasmia. Una cosa es tener poca motivación o ganas de mantener relaciones, y otra muy distinta es mostrar dificultad para alcanzar el orgasmo, ambas circunstancias pueden concurrir o darse por separado, pues responden a dos trastornos distintos. Es posible hallar mujeres a quienes les cuesta llegar a la cima sexual de forma reiterada y persistente, pero pueden tener libido, sentir excitación y disfrutar del sexo.

* "Tengo que resignarme y fingir si acaso".

Esta frase refleja una actitud pasiva que imposibilita el cambiar la situación. Simular un orgasmo, como comentábamos en un artículo anterior, no sólo acrecienta el problema sino que puede llegar a convertirse en "la mentira piadosa" que tapa la insatisfacción de una mujer que termina sintiendo aversión o rechazo por su compañero sexual.

Todos estos pensamientos alejados de la realidad contribuyen en gran manera a mantener el problema, alimentándolo de miedos y pasividad. En un principio, algo que ayuda es pensar que, aunque el orgasmo no es el único fin al que van destinados todos los encuentros sexuales, es algo deseable, saludable y posible. Para ello es conveniente que previamente la mujer aprenda a explorar su propio cuerpo, conocer el tipo de estimulación y las zonas erógenas propias que más le facilitan la excitación y el placer. Otro aspecto relevante es aprender a comunicarse sexualmente con su pareja sin inhibiciones. Muchas mujeres se privan a sí mismas de llegar al clímax porque sienten reparos a la hora de autoesimularse el clítoris durante el coito por lo que pueda pensar su compañero. Otras no se atreven a buscar posturas (ella encima) que puedan favorecer la estimulación clitoriana y la obtención del orgasmo, por miedo a que su pareja le diga "no". Es decir, que gran parte de los casos de anorgamia femenina podrían resolverse fácilmente si la mujer se relajara y fuera capaz de expresar sus preferencias sexuales.

 

De frigidez a frigidez

 

  Este es un tema complejo, con muchas posibles causas y diagnósticos, que pueden ser subjetivos; el hombre puede contribuir a remediar esta disfunción
Hasta hace algunos años, la frigidez era un tema al que nos e tenía mucho acceso. Había que ser médico, psicólogo o tener a estos profesionales de la salud entre su círculo cercano de amigos, para poder tener alguna información al respecto. Afortunadamente la Internet ha sido una fuente de conocimiento en este tema y, más recientemente, los programas de sexo de la televisión. Si no era por estas vías, la frigidez era desconocida por el hombre hasta que no se topara con una mujer que la padeciera. Pero, esa escena debe ser harto complicada para el hombre que aún no tiene claro el tema de la existencia de la frigidez femenina o que no sabe distinguir entre los tipos de ésta o, peor aún, que no sabe que pueda existir. Es evidente que si un hombre hace todo lo correcto durante la tensión sexual, y la mujer no da respuestas, aunque sea reflejas, el sentimiento de culpa recae sobre él, asumiendo que hay algún sentimiento de por medio en aquella relación.

Principalmente, podemos hablar de dos tipos de frigidez. La primera de ellas se presenta como un escenario en que la mujer, pese a ser estimulada por el hombre, no es capaz de generar una respuesta sexual efectiva y proporcional a los estímulos recibidos. La respuesta en este escenario puede ser mínima o ser nula de plano y ni siquiera poder obtener una lubricación natural y adecuada de su vagina. El segundo escenario se presentaría para una mujer que es estimulada sexualmente de manera correcta y ella responde a estos estímulos de manera proporcional, tienen una adecuada lubricación de la vagina pero es incapaz de poder alcanzar el orgasmo. Incluso algunos sexólogos, refieren que, en este segundo escenario, las mujeres pueden alcanzar el orgasmo pero lo experimentan con gran dificultad y de manera muy esporádica.

También se habla del primer escenario, haciendo referencia a que estas mujeres pueden tener deseos y anhelos de hacer el amor pero no consiguen obtener respuestas sexuales adecuadas en forma de recepción y emisión de estímulos. Al hacer estas consideraciones, también habría que incluir a la mujer que nunca ha tenido placer sexual con ninguna persona ni en ninguna situación y que por tanto son indiferentes al erotismo.

Para terminar de complicar la figura, también debemos traer a escenario los distintos tipos de orgasmo que puede llegar a experimentar la mujer. Se habla de un orgasmo a nivel vaginal exclusivamente, inducido por el mero hecho de la penetración, pero también se habla del orgasmo a nivel clítoris, obtenido muy rara vez por la mera penetración y que requiere de una estimulación directa y casi siempre manual de este diminuto órgano. Incluso se habla en niveles más profundos, y no sólo físicos, como lo puede ser a nivel de la zona pubiana, sino a nivel psico-espiritual. Como vemos, el tema no es nada fácil de administrar.

Lo que es claro, es que el orgasmo brilla por su ausencia en estos casos. Se ha logrado cierto consenso en referirse a este tema como la anorgasmia de la mujer, independiente del tema de las causas que lo afectan. Este término se refiere a una disfunción ya sea cualitativa o cuantitativa de una función orgánica. Si hablamos de porcentajes, veremos que alrededor de un 30 % de las mujeres pueden alcanzar el orgasmo sin que haya habido una estimulación directa al clítoris, es decir sólo con la penetración.

Por otra parte, existe un 50 % de mujeres que necesitan la presencia de estimulación directa del clítoris para alcanzar el orgasmo. El otro 20 % haría referencia al sentido estricto de la palabra frigidez. De ese porcentaje, un 10 % no experimentan el orgasmo de ninguna manera y el otro 10 % no alcanzan el orgasmo con un compañero determinado. En cuanto a las causas de la frigidez, pues muchos factores se suman desde los planos físicos hasta los planos mentales. Una "simple" diabetes o hipotiroidismo se podría traducir en un mal irrigo de sangre hacia la zona genital, bloqueando los estímulos y las respuestas o podría tratarse de una compleja situación familiar, sembrada en la niñez temprana y cosechada en la edad adulta, o una combinación de estos factores y más.

Ciertamente, la mujer que no es capaz de advertir el origen del problema, debe solicitar ayuda profesional ya sea fisiológica o psicológica. Es ella misma, con la ayuda de este soporte profesional la que dará el gran salto para la resolución del problema. En definitiva, sería un error muy grave, enmascarar la situación con orgasmos fingidos. Por su parte, el hombre también tiene que hacer su parte y comunicarse mucho con la pareja, no solo en la cama sino en su vida diaria. No solo buscar su satisfacción personal sino la de la pareja como conjunto.

 

Yo también soy 'miembra'

 

 

'Feminicidio' en lugar de homicidio si la víctima es mujer y 'sororidad' en lugar de fraternidad serán de uso común

  1. • El lenguaje refleja fielmente las relaciones de clase, sexo, cultura y política de cada momento
 
LIDIA Falcón*

Y hembra y abogada y escritora y presidenta y jefa, porque la naturaleza me hizo así. Y por eso he desaparecido del lenguaje que solo habla de los machos, de los abogados, de los escritores, de los presidentes y de los jefes. Por esa magia del idioma, resulta que en el país solo hay hombres y jueces y presidentes y jefes y electores y ciudadanos, porque todos ellos han abducido a las ciudadanas y a las juezas y a las presidentas, haciéndolas desaparecer del planeta. Según parece, nosotras debemos conformarnos, para mayor honra y gloria, no solo de los ilustres miembros de las academias y de las conferencias, sino sobre todo --sobre todo--, del lenguaje, que, según dicen los entendidos, que siempre son hombres --aunque alguna despistada también les defienda--, se sentiría ofendido y humillado si se usara el género femenino en esas expresiones que solo están adecuadamente utilizadas cuando lo hacen en el género masculino.

TANTA HA
sido la indignación que les ha acometido a periodistas, escritores, filólogos, políticos y hombres ilustres de diversas condiciones, cuando la ministra Bibiana Aído llamó miembras a sus compañeras de fatigas, que obligadamente nace la sospecha de que deben haberse sentido heridos por alguna otra ofensa muy profunda que conlleva el término, y cuya naturaleza se me escapa. Ninguno de los ofendidos ha reconocido que el lenguaje es solamente un constructo humano --más bien masculino-- que responde a las necesidades de comunicación de una sociedad, en tiempo y lugar determinados. Que por ello mismo, refleja fielmente las relaciones de clase, de sexo, de cultura, de política, de su momento, y por tanto, ha sido, y sigue desgraciadamente siendo, reflejo de una sociedad patriarcal que todavía no hemos desmontado. En la que, como decía Gramsci, lo viejo se resiste a morir y lo nuevo todavía no se ha impuesto.
Esta ridícula po-
lémica que se ha suscitado a consecuencia de una sola palabra, que recogen y alimentan, diariamente, periodistas y escritores, especialmente aquellos que se han distribuido los sillones de la Real Academia Española (RAE), y que se arrogan el derecho de decidir lo que se puede y no se puede decir, ha servido también para conocer a los ilustres opositores. Pero ni las soeces e insultantes expresiones de Pérez Reverte, que nos indican el nivel estilístico y moral del escritor, ni las burlas de Alfonso Guerra, que hacen honor al personaje, ni las disquisiciones de Javier Marías, que se erige en santón supremo del idioma cuando sus textos necesitan una buena corrección de estilo, nos detendrán. No nos detendrán para ir introduciendo en nuestras lenguas, todas las españolas, la visibilidad de las mujeres.
Quizá la ocasión para utilizarla por la ministra no fue la más acertada, teniendo en cuenta todos los condicionamientos que reúne en contra: el sexo, el primero; la edad, la falta de experiencia, su primera intervención en la Cámara, la titularidad de un ministerio que todavía no se sabe para qué servirá y en cuyo nombre, por cierto, se hace invisibles a las mujeres, cuando precisamente ella reivindica el femenino de las palabras y se supone que la principal tarea que debe desarrollar es la defensa de aquellas. Pero las reacciones que ha provocado han sido tan desproporcionadas como injustas. Cualquier escritor sabe que en el curso del último siglo han desaparecido de nuestro lenguaje cientos de palabras y se han incorporado a nuestro diccionario decenas de otras nuevas, provenientes de varios idiomas, mayoritariamente del inglés, y muchos neologismos que responden al uso que el pueblo les da, y al que no suelen importarle mucho los aprobados o los anatemas de los inmortales de la Academia, a la mayoría de los cuales no recuerda nadie al cabo de unos años.
Así, el diccionario de la lengua de la RAE recoge términos como overbooking, free-lance o cameraman, frente a los castizos sobreventa, autónomo o cámara. La Unesco, en 1991, difundió sus recomendaciones sobre un uso no sexista del lenguaje, que empiezan con el siguiente párrafo: "El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo". Yo añadiría que el lenguaje no es una disposición divina inmutable, como las tablas de la ley, sino que cambia con los tiempos, y que cambiará sin duda cuando las mujeres nos decidamos a utilizar aquellos términos que nos visibilizan y nos definen, con habitualidad y sin miedo a que esos censores arrogantes de la RAE nos anatematicen.

ENTONCES,
no solo miembras, juezas, fiscalas, presidentas y jefas serán de uso común sino también, por ejemplo, feminicidio, cuando se alude al asesinato de mujeres, que por tanto ya no es homicidio, o como sororidad, alternativo a fraternidad. Y, en fin, muchos más que las mujeres y los hombres introducirán con normalidad en su habla cotidiana, obligando a los engreídos personajes de la RAE a incluirlos en su diccionario. Y entonces estos, y otros, no nos pedirán perdón por tantos insultos como tuvimos que aguantar cuando los inventamos.

* Abogada.

Tomado de www.elperiodico.com

¿Cuánto les importa la plata a las mujeres al conocer a un hombre?

 
 
En la encuesta de la semana pasada, de las 3.074 mujeres que participaron, el 28 por ciento dijo que lo que primero le miran a un hombre es el patrimonio y el 21 por ciento se inclinó por la cola.
 

Hace una semana Diario UNO publicó una encuesta en la que el 45% de los hombres confesaron que lo primero que le miran a una mujer es la cola. Ahora se les preguntó a ellas qué les atrae más de un varón, y el 28.6% contestó que el patrimonio.

Llama la atención que después del dinero las chicas se interesan de forma bastante pareja en la cola, la inteligencia, la altura, los dientes y hasta en los indicios de calvicie. Esto presume que son bastante idealistas a la hora de decidir a quién vale la pena coquetearle. Quieren al hombre perfecto.
 
La pregunta de la encuesta fue: ¿Qué es lo primero que le miras a un hombre?. Las respuestas: Su patrimonio 2 8.6%, la cola 21.6%, la inteligencia 17.1%, la altura 15%, los dientes 11.6%, si tiene cabello 6.1%.

En un popular foro de Yahoo los hombres mostraron preocupación frente a las féminas que quieren acapararlo todo.

Muy sensato, un cibernauta escribió que al medirse las relaciones con el patrón dinero, muchos han llegado a la conclusión de que no vale la pena proyectarse en pareja pues con unas monedas podés llamar la atención de una chica superficial con quien pasar el momento. En otras palabras, este usuario de internet les echaba la culpa a las mujeres de provocar que los sentimientos se hayan desvirtuado.

En sociología, Graciela Cousinet explicó que el materialismo es una responsabilidad compartida, porque también hay caballeros que siguen implementando el modelo patriarcal de pagar la cuenta y ganar más que la compañera.

"Algunos están pasando por una crisis de identidad, ya que por miles de años la economía se desarrolló en torno a la agricultura. Las madres estaban subordinadas, y el padre proveía", precisó.

Otra concepción que se deriva del patrimonio es que lo material toma importancia cuando llega la hora de formar una familia.

"La que esté en edad de casarse seguramente se fije en los bienes porque querrá estabilidad económica para sus futuros hijos. Más allá de lo romántico, ésa será su prioridad", detalló.

Y la química qué
Cousinet relató que del modelo patriarcal se acostumbró a que la niña era dada en matrimonio incluso antes de nacer. Por mucho tiempo la parte hormonal estaba silenciada, y si se daba un caso de amantes, era un escándalo.

"Esas normas sociales se debilitaron y apareció el enamoramiento. En la selva quizá el físico determine lo que le resulte atractivo a un individuo. En ese ámbito se habla de los rasgos sexuales secundarios que diferencian lo femenino de lo masculino. Ellas buscan a un tipo alto, con espalda ancha, y ellos a su complemento, alguien con cintura, sin vello. Pero la cultura actual es más compleja que eso, por lo que la sabiduría también puede ser un detonante de la química".

Para la socióloga enamorarse es uno de los grandes misterios.

"Si te fijás –puntualizó– nunca te enamorás de alguien de diferente clase social. Estamos condicionados a que nos guste alguien con quien compartamos similitudes culturales, incluso de edad. Hay personas que no aparentan sus años, entonces es lo primero que le preguntamos".
 

Madres e hijas: entre espejos y entrañas

 

 


Por Sara Lovera*
A Lucía Lagunes



La relación de una hija con su madre o de una madre con su hija suele ser una experiencia conflictiva, maravillosa, delicada y dificilísima. Es así porque se trata de una relación que funda cada vida femenina y la acompaña siempre, con sus luces y sus sombras, incluso después de la muerte de una de ellas", María Milagros Rivera Garretas, ex directora del Centro Duoda, catedrática de Historia Medieval en la Universidad Central de Barcelona.

¿Será  que los vínculos entre madre e hija van más allá del tiempo? Vínculos construidos de un calidoscopio de espejos deformantes, de ecos, de boomerang. Adquirimos los gestos corporales, los tics, el lenguaje que rechazamos en nosotras porque son calca de los de ella, la que nos supervisa desde el otro lado del espejo.
 
Amor y rebelión parecen inseparables de esta ligadura primera y esencial, siempre salpicada por la intensidad.
 
María Milagros Rivera, en un artículo publicado en el portal de Mujeres Hoy, un día de las madres, afirma que es de la madre  como aprendemos el orden del mundo. De ella aprendemos el habla, el nombrar  las cosas, y es con ella con la que construimos nuestra identidad.
 
La lengua materna es el principal legado que una madre le deja a su hija. Por eso las feministas nos volvimos contra la madre en los años de la emancipación: porque creímos que ella nos había engañado, transmitiéndonos el patriarcado, como decíamos entonces, y tuvimos miedo. Esto llenó de negativo la relación entre madre e hija, causando un sufrimiento enorme a las dos. 
 
La relación madre-hija se encuentra casi siempre en los límites; es indefinible e inalienable. Es mutante: transforma y se transforma en el tiempo. Cuando la madre se despide o envejece es necesario darnos la oportunidad de revisar esa relación.
 
Yo por las noches del fin de semana la miro dormir a mi lado. Escucho su respiración y agradezco al mundo que calla. Ella, mi madre me tatuó en el alma mi forma de hablar.
 
Con ella voy a las profundidades de mi psique para ir a mi lejana infancia, reconstruyo, miro las fotos, me veo creciendo o detenida en el tiempo. Descubro lentamente mis canas, de la que ella tiene llena la cabeza.
 
Las feministas de los años 70 al saber, intuir o analizar, que de ella, de nuestra madre o de la mujer que ocupa el mismo lugar simbólico, heredamos la identidad. De ese modo rechazamos paradójicamente ese aprendizaje y a veces el amor, ese primero, formativo.
 
Lo digo sin sublimar el papel materno o de quién ocupa ese lugar, en cualquier etapa de nuestra existencia. Y nos guste o no, lo que aprendimos de ella, con nuestra madre, forma parte del bagaje fundamental para saltar a la conciencia y al movimiento político de las mujeres.
 
Yo la amo. Con ella converso, ambas hacemos recuerdos, de mí y su infancia. Me confunde con su madre, porque ya, a estas alturas, estamos fundidas en, una, nuestra  historia de  mujeres. Y esas son las luces entretejidas en una larga e inmensa onda luminosa. Y como dice Luisa Murano en su libro El Orden Simbólico de la Madre, de ella aprehendemos el sentido del mundo, que ordena  las paradojas de la vida y también en las complicaciones y contradicciones de la realidad que nos rodea.
 
Se llama la entraña, porque suele ser ella la que al enseñar a hablar a sus hijas e hijos, humanizándonos desde que nos habla y nos piensa mientras estamos en su vientre, preparándonos para nacer.
 
Se sabe que hablar es un proceso lento y sutilísimo. Yo pienso en Charo, mi madre, que me enseñó a hablar, y habla y habla infinitamente mientras recuerda cómo se hizo persona. Ese, ahora lo reconozco, es el principal disfrute de mi vida.
 
Con ella comparto desde mis primeros 3 años hasta las historias que me hicieron periodista. He querido reivindicar la relación con mi madre, en sus luces y sombras, pensando en mis amigas y sus madres. En esta generación a la que pertenezco que nos llena de angustia porque las estamos despidiendo lentamente, como todo en  la vida.
 
Es claro, ahora sabemos que el mundo de la hija no necesariamente coincide con el de la madre, ni tampoco con el que la madre imaginó para ella. Ni la hija es igual que su madre, aunque sea semejante a ella ya que las dos pertenecen al mismo sexo. Es en esta no coincidencia donde se cuela lo negativo de la relación de una hija con su madre. Y donde se cuela el miedo. Miedo a deshacer y deconstruir, sóricamente.
 
* Sara Lovera es periodistas. Este año cumplirá 40 de vida profesional. Es integrante del Consejo Directivo de CIMAC; corresponsal en México del Servicio de Noticias de la Mujer Latinoamericana y del Caribe (Semlac), comentarista en Antena Radio, forma parte de la mesa periodistas de Canal 21, el canal de TV de la Ciudad de México.
 

Las demás no somos mujeres

 
 
Yonaida Selam, Presidenta de Intercultura.
 
A colación del desafortunado discurso de la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, sobre la imposición que recae sobre las mujeres de confesión musulmana en torno a la vestimenta, especialmente, lo referido al Hiyab y aunque no debería causar sorpresa alguna la estereotipización con la que en términos generales se retratan en los medios de comunicación al Islam en general y a los musulmanes, en particular, me causo especial indignación, el titular con el que el Periódico La Vanguardia, titulaba una noticia sobre el rechazo y los apoyo de diferentes organizaciones a las manifestaciones vertidas por la ministra que rezaba de la siguiente manera " Las Mujeres apoyan a Aido ante las criticas de las entidades islámicas", un titular sin duda perverso donde las presidentas de organizaciones como la Federación de Mujeres Progresistas o de la asociación de mujeres Themis, merecen recibir el calificativo de Mujeres mientras que la presidenta del Consejo islámico de Valencia, Amparo Sánchez o en mi caso como presidenta de la Asoc. Intercultura, al parecer no somos mujeres, sino seres abstractos que dirigen entidades de carácter islámico, incapaces de tener ideas propias y al parecer conciencia en torno a las desigualdades, algunas endémicas, que padecen millones de mujeres en todo el mundo.

Algo así, como la definición acertada que la escritora y socióloga marroquí Fátima Mernissi, sobre la descripción que en términos generales, el feminismo occidental tiene de la mujer musulmana como un ser infrahumano, sumiso y medio tonto que es feliz en la degradación organizada por el patriarcado y la miseria institucionalizada, una descripción que concuerda si duda, con las manifestaciones de la ministra, de la presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Progresistas, del titular de La Vanguardia y de la inmensa mayoría del PP (VÉASE Contrato de Inmigración, intento de restricción del uso del velo o las declaraciones vertidas por la Portavoz del PP en el Congreso Soraya Sáez de Santamaría en la Cadena Ser).

Sinceramente, nunca entendí la creación de un Ministerio de la Igualdad, máxime cuando nuestras leyes consagran la igualdad entre Hombres y Mujeres y sobre todo, porque habiendo voluntad política y ganas de apostar por la igualdad real entre ambos sexos, sobran macro estructuras, vacías de contenido, con poca dotación presupuestaria y sobre todo con una Ministra cuyo noción de feminismo es un poco particular y yo diría que hasta provinciana, cuyo ejemplo más provocador si cabe, han sido sus últimas declaraciones en las que afirmaba sin más que el Islam consagra la desigualdad porque las mujeres se cubren la cabeza con un hiyab y el cuerpo con vestidos largos, mientras que el hombre "árabe" (cabría recordarle que en el mundo existen 1500 millones de musulmanes de los cuales tan sólo un 20% son árabes) pueden vestir de forma occidental y aseverando de manera generalizada, que las musulmanas somos seres inferiores, sumisas, incapaces de tomar conciencia o de tener ideas propias.

El pañuelo forma parte de la identidad de muchas mujeres musulmanas. lo que desde occidente se ve como una barrera entre dos mundos y una forma de represión o de sumisión de la mujer al hombre, para la inmensa mayoría de las mujeres musulmanas el Hiyab supone una reafirmación de su origen, su fe y sus ideas, por lo que no deja de llamar la atención que el feminismo clásico, cuando alude a la discriminación de la mujer musulmana, se simplifique y se reduzca a un pañuelo y muchísimos estados, como el francés, incluso para acabar con esa supuesta discriminación, prohíbe su uso en las escuelas, privando a miles de adolescentes del derecho a la educación y expulsando a cientos de ellas de las escuelas, promulgando una Ley contra su uso, que llegó conocerse como la Ley del Miedo. Asma Lamrabet (ensayista marroquí) lo describe acertadamente: "Es evidente que sobre un fondo de estigmatización del Islam, de racismo y de un gran malestar social frente a las poblaciones de inmigrantes, cada vez más presentes en Occidente, la cuestión del velo se ha convertido en 'cabeza de turco' ideal de los medios mediático-políticos".

Y para ejemplos, el de la ciudadana alemana de origen turco, que tuvo que recurrir a los tribunales para reivindicar su derecho al trabajo, porque el Ministerio de Educación Alemán, en dicha ciudad, la quería obligar a firmar un documento en el que se comprometía a no usar pañuelo mientras impartía clases, el de las dos alumnas del Severo Ochoa de Ceuta, a las que los directores de dicha escuela, les habían prohibido la entrada por usar el Hiyab o el de Shaima Saidani, otra alumna a la que le restringieron el acceso a una escuela en Cataluña, hasta que intervino la Generalitat y zanjó el asunto. Sin duda alguna, muestras como diría Edward Said de cómo las maliciosas generalizaciones en torno al Islam se han convertido en la última forma aceptable de denigración de una cultura foránea en occidente: lo que se dice acerca de la mentalidad musulmana, o sobre su carácter, su religión o su cultura, en conjunto no podría ser planteado en la actualidad en ningún debate sobre los africanos o los judíos.

Entre tanto, es confortante ver como la vicepresidenta del gobierno Maria Teresa Fernández de la Vega, desautoriza a un miembro de su gabinete y nos deja claro que el Hiyab no es un problema en este país, aunque algunos con su famoso "contrato de integración" (véase PP) lo quisieron convertir en un problema.
 

La sociedad siempre ha sido patriarcal, androcéntrica y machista"

 

Catedrática de Secundaria, Teresa Alba es la fundadora de la Escuela de Mujeres, que este año ha cumplido su sexta edición y se ha centrado en la ciudadanía

Lourdes Chaparro |
 
 
Insiste en que la mujer tiene que hacerse visible de una vez por todas en la sociedad. Catedrática de Secundaria, Teresa Alba fue la encargada de crear la Escuela de Verano de Mujeres de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT). Este año, algo más de 200 féminas se han reunido en Córdoba hasta el sábado para analizar la ciudadanía como eje de la democracia en el sector educativo, en el de la inmigración e, incluso, en el mundo de las minusvalías.

-La Constitución asegura que todos somos iguales. Sin embargo, las diferencias entre el hombre y la mujer aún existen, ¿hasta cuando existirá esta lucha de sexos?

-Lo único que pasa es que los derechos formales están conseguidos; la Constitución los consagra y no se puede discriminar por razón de sexo. Sin embargo, si se analiza la situación hay discriminación laboral, porque la mujer gana menos que los hombres. De manera afortunada, las políticas de acción positiva buscan dónde están relegadas, excluidas o discriminadas las mujeres, y las nuevas leyes que se han promulgado, como la de Igualdad o la de Dependencia, han dado derechos ciudadanos, tanto a las mujeres como a los hombres.

-¿Considera que el lenguaje es machista y siempre hay que distinguir los géneros?

-Hemos cambiado muchas cosas para que haya más justicia, pero en el lenguaje la mujer está excluida. El lenguaje es racista y tiene detalles que hay que eliminar porque recoge el estado de una sociedad, que siempre ha sido patriarcal, androcéntrica y machista y la mujer está fuera. Yo no soy profesor, soy profesora.

-¿Qué propone o qué hace falta para cambiar esta situación?

-Lo que hace falta es que el lenguaje haga visible el nuevo papel de la mujer. El lenguaje se ha renovado mucho, ha habido muchos neologismos y se han incorporado nuevas palabras porque la lengua las ha ido admitiendo. El lenguaje es algo vivo y tiene que reflejar la situación actual.

-Este año han contado con la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, para inaugurar la Escuela de Verano de Mujeres, ¿por qué han pensado en ella?

-Hemos solicitado su presencia en años anteriores. El hecho de que haya venido es que el tema de la ciudadanía es polémico, candente, de interés social y no sólo para las mujeres. Es un tema que está en el centro del debate ideológico. Con Educación para la ciudadanía se educa en derechos fundamentales, humanos y democráticos, mientras que los que se oponen a ella pretenden que la religión sea obligatoria y tenga nota.

-¿Cree que Fernández de la Vega es un espejo en el que se han de mirar las mujeres?

-Sí que lo es, sin ninguna duda. Es una forma distinta de ejercer el poder. Nunca antes en España habíamos tenido a una mujer tan poderosa y con tanto prestigio político y humano. El que haya venido ha sido un lujo.

-Este año, la Escuela de Verano de Mujeres se centra en la ciudadanía como eje de la democracia, ¿por qué lo han elegido?

-Pretendemos que haya una cultura política para la mujer porque hay que tener en cuenta que a la mujer se la reduce al ámbito privado. La ciudadanía se ocupa de los temas de interés público y político. En los debates hemos trabajado todos los aspectos y todos los temas, pero tenemos que avanzar porque las mujeres, tradicionalmente, hemos estado muy por detrás. Y eso no es porque no tengamos menos cualidades, sino porque se nos ha discriminado en la educación y en la política. Por ejemplo, el primer gobierno democrático sólo tuvo una mujer -Soledad Becerril- y ahora tenemos un gobierno paritario.

-¿No cree que la mujer sea visible todavía en la sociedad?

-Las mujeres tenemos que ser visibles, que se nos nombre. Los derechos fundamentales ya están conseguidos, pero lo que tenemos que hacer es que sean una realidad y que los podamos ejercer. Por ejemplo, algo que nos lo impide mucho es el reparto de responsabilidades en la vida familiar. El gran reto es que la democracia llegue a las familias, donde haya una corresponsabilidad. La educación es un gran recurso porque cambia las mentalidades.
 

Los jóvenes de ahora tienen el mismo perfil machista que sus progenitores

 

 

A. HUERTAS. 14.07.2008
 
  • Un estudio revela que las creencias sexistas siguen existiendo.
  • Las chicas consideran que son delicadas y necesitan protección.
  • A mayor religiosidad, mayor machismo.
  • El sexismo de ahora es más sutil.

La mujer en la cocina con la pata quebrada. Expresiones como esta son cada vez menos habituales. El machismo, sin embargo, sigue existiendo en la sociedad aunque de un modo mucho más sutil.

Los jóvenes granadinos mantienen el mismo perfil sexista que sus padres, según una investigación realizada por el departamento de Psicología Social de la Universidad de Granada .

Los expertos han hecho un estudio entre más de mil jóvenes de 14a 18 años de la provincia y consideran que la forma en que las mujeres se ven a sí mismas y cómo las ven los hombres no ha cambiado demasiado en las últimas generaciones.

Los niños son más hostiles y utilizan expresiones como «las chicas deben ayudar más en casa, o hay que controlar con quién se relacionan las novias», afirma Soledad de Lemus, una de las investigadoras.

El machismo tradicional está mal visto en nuestra sociedad

Las jóvenes, en cambio, usan más el sexismo benévolo. «Las adolescentes creen que las chicas deben ser queridas y protegidas o que tienen una mayor sensibilidad hacia los sentimientos de los demás, que son delicadas».

El resultado no ha sorprendido a los investigadores, «porque el machismo tradicional está mal visto en nuestra sociedad, mientras que estas formas más sutiles gustan incluso a algunas mujeres, que confunden las creencias sexistas con el galanteo o la simpatía del hombre». Además, según el estudio, a mayor religiosidad, mayor nivel de machismo.

«Muchos jóvenes son machistas», asegura Antonio López, docente del Instituto de Sexología Al Andalus .

El experto, que imparte talleres de igualdad en centros educativos, dice que «los chicos controlan a las novias, la forma de vestir, con quién van... y ellas se dejan hacer. Las mujeres de hoy son más independientes que sus abuelas, pero siguen en el papel de sumisas, sobre todo en las relaciones de pareja».

Tomado de www.20minutos.es

Las nuevas caras del machismo

 

 

por Jose-Antonio Burriel


Pocos son los que hoy en día se atreven a justificar las acciones dominantes hacia la mujer como expresión del poder del hombre y la sumisión de la mujer. Pero bastantes son los hombres –de todas las cases sociales, de todas las profesiones- que defienden que no todo es maltrato, que las discusiones son frecuentes en la pareja, que hay que resolver los conflictos con el dialogo y la compresión. ¿También lo que es claramente delito?

Pocos son lo que niegan la necesidad de luchar contra la violencia de género. Pero bastantes son lo que defienden que las leyes actuales son "un arma de fuego" en manos de las mujeres, que las actuales leyes están motivando reacciones violentas de los hombres, que una cosa es luchar contra la violencia de genero, y otra "ponerse de rodillas" ante una mujer que denuncia maltrato.

Y bastantes son lo que siguen manifestando, a pesar de la sentencia del Tribunal Constitucional, que las leyes actuales suponen discriminación de los hombres. Con otras palabras, estamos asistiendo, así lo pienso, a "nuevas caras del machismo", a una "defensa velada" del poder del hombre sobre la mujer. Y resulta llamativo que esas "nuevas caras" proliferen entre juristas, algún que otro articulista, y hasta jueces.

No me cabe la menor duda que la explicación de todo ello se encuentra en la cultura patriarcal-machista enraizada en la sociedad, en el derecho, en la justicia, en las relaciones sociales. Y no tengo inconveniente alguno en afirmar que muchos, demasiados, profesionales no han hecho reflexión alguna sobre su ideología y su cultura.

Habrá que seguir diciendo, una y ora vez, que el machismo encuentra su raíz y su sustento, en una ideología trasmitida desde siglos, en unos hábitos profundamente enraizados. Una advertencia: ¿consideran los tales –es decir, quienes dicen si pero…- que son "sesudos, reflexivos, profesionales de verdad?