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martes, 25 de septiembre de 2007

La mujer dejó de ser pasiva en los enfrentamientos

 

El 45 % de las muertes de adolescentes se producen por causas externas: accidentes, lesiones autoinflingidas o como consecuencia de peleas. Según la Policía, cada vez más chicas participan en peleas y las provocan. En Tucumán, cada tres días, fallece un joven. Controles.

A la salida de la escuela, Luciano y Bernardo se agarran a las piñas. Tienen 14 y 16 años. A su alrededor, compañeros de ambos contrincantes hacen barra para que gane el más fuerte. Las trompadas no alcanzan. El más chico saca una navaja y se la incrusta en la pierna a Bernardo. Desde afuera, alguien le arroja una piedra en la cabeza a Luciano, que cae al piso. La Policía llega para detener la violencia. Y los dos adolescentes aterrizan en el hospital.
La historia, aunque está relatada con nombres ficticios, sucedió hace dos meses, en la puerta de un establecimiento céntrico. No hace más que ejemplificar algo que viene aumentando en los últimos años: el nivel de agresividad y violencia entre los jóvenes.
Menores ganando un preocupante protagonismo en los archivos penales. Luchas entre adolescentes alcoholizados o drogados en las calles. Los episodios se repiten cada vez más, según contó el subjefe de Policía, comisario Nicolás Barrera, que comentó que se debieron reforzar los controles durante los fines de semana ante el incremento de la agresividad, especialmente en esta época del año porque aumentan las confrontaciones ante la mayor cantidad de actividades escolares y deportivas.
Lo que más le sorprende al comisario es el papel de las mujeres en los conflictos. "Hasta hace muy poco, ellas eran simples espectadoras. Pero ahora, la mujer participa en los incidentes, es protagonista y, muchas veces, los provoca", detalló. Según Barrera, las causas del fenómeno parten de la intolerancia social, que desencadena cada vez más agresividad, inclusive entre las mujeres, cuyo nivel de violencia suele ser mayor que la del hombre en los enfrentamientos. "Hoy, los chicos quieren tener cada vez más cosas. Esto genera mucha competencia y envidia", destacó.
Agregó que la única forma de frenar la violencia es con la vuelta al diálogo para recuperar valores perdidos, como el respeto a las instituciones y a las demás personas, por encima de las diferencias.

Casos prevenibles
Cada tres días, un joven de entre 10 y 20 años muere en Tucumán. En la mayoría de los casos, son víctimas de accidentes, crímenes y suicidios, según los registros oficiales que lleva el Ministerio de Salud.
Lo que más les preocupa a las autoridades es que la tasa de mortalidad aumenta cada año de la mano de la violencia. Y que casi todos los decesos se podrían evitar.
Viviana Crivelli, directora de Medicina Social del Sistema Provincial de la Salud, destacó que más del 45 % de las muertes de los adolescentes se producen por causas externas: por lesiones en choques, autoinflingidas o producidas en peleas. El resto de los decesos se producen por tumores (11 %), enfermedades del sistema respiratorio (6 %), neurológicas (6 %) y del sistema circulatorio (5 %), entre otras.
"El índice de mortalidad es bastante alto, teniendo en cuenta que se trata de una edad en la que hay pocas enfermedades", señaló la especialista. Fue quizás por este motivo que durante muchos años no hubo políticas destinadas a esta franja etaria. "Ante el aumento de casos, que mayormente pueden evitarse, vimos la necesidad de crear un programa de salud para adolescentes, en 2005", señaló Crivelli. "Nos costó mucho porque los factores que influían en esto no eran básicamente de salud sino más bien sociales", reconoció.
El mayor problema de los adolescentes, según la experta, es que estos desconocen los límites y los riesgos. "Hoy tenemos datos preocupantes, como que el 20 % de los embarazos en la Maternidad son de adolescentes. La mayoría de los jóvenes consumen alcohol, por lo menos, una vez a la semana. Comienzan antes de los 13 años", remarcó.
Otro tema que aflige a las autoridades es la creciente tasa de suicidios. "Hay mucha soledad, falta de contención y de apoyo, alcoholismo y drogadicción. Esto influye directamente en el incremento de la violencia y de las muertes de chicos", reflexionó.
El programa para adolescentes incluye charlas en escuelas, promoción para usar el tiempo libre haciendo deportes, educación sexual y alimentaria, y atención médica y psicológica especializada. Para esto, se abrieron consultorios que serán inaugurados en pocos días en el hospital Avellaneda.
Según Crivelli, la violencia entre los jóvenes surge del resentimiento y de las heridas causadas por la falta de afectos. "La solución pasa por el amor. Los adultos debemos demostrar a nuestros chicos que los queremos. En las charlas que damos en las escuelas, notamos que los jóvenes están reclamando atención y cariño", concluyó.

Tomado de www.lagaceta.com.ar

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