Rita Milla vivió cuatro años de abusos en Los Angeles, EEUU, pero se sentía culpable y calló hasta que quedó encinta. Tuvo una niña de uno de ellos. Ahora se animó a describir aquel infierno
"Lo que me asustó más es que se lo conté a los obispos y no les importó", comenzó a relatar Rita en una entrevista concedida a El País de España.
El infierno se inició cuando tenía 16 años y un sacerdote abusó de ella. No conforme con ello, el religioso invitó a otros clérigos para que la sometieran sexualmente "La pesadilla no terminó hasta que cumplí los veinte y quedé embarazada de uno de ellos", explicó la mujer que ahora es madre de una niña.
"En ese momento y para esconder lo que me habían estado haciendo me mandaron a las Islas Filipinas", contó Rita, y luego continuó: "Su idea era que tenga mi hija allí, la deje y regrese como si nada hubiese pasado; pero al final, la traje conmigo a los Estados Unidos".
Lo curioso del lamentable suceso es que la víctima se sentía culpable: "Estaba como atrapada, como si no tuviera derecho a decir no. Era como si yo no importara y sólo ellos eran trascendentes. A veces iba a confesión con otros sacerdotes y les contaba lo que pasaba, pero yo me sentía muy mal. Uno me dijo que era mi culpa, que así eran las mujeres", reveló en su crudo testimonio.
"Cada vez que le contaba a alguien, ellos se enteraban y me decían que podía a echar a perder su vida si la Policía tomaba conocimiento. Me sentí mal, como si fuera mi culpa si algo le pasara a él", prosiguió Rita.
Otro fenómeno curioso es que en aquellos años, fueron varios los clérigos que se enteraron de los episodios pero "ninguno se animó a decir nada". "Después supe que algunos también estaban abusando de muchachos, de niños, y por eso no estaban interesados en mí. Cada uno hacía algo diferente, y unos se tapaban a otros", explicó la mujer.
El punto de quiebre para dar a conocer lo que le pasaba fue que los obispos con los que se contactó para advertirlos del hecho no le prestaron atención y le habrían dado luz verde a los sacerdotes para que continúen con sus abusos. "Ahí fue que me asusté mucho; estaba deprimida y quería suicidarme. Fui a una psicóloga y ella fue la que me dijo de presentar una demanda", reconoció. Allí fue cuando salieron a la luz los abusos masivos de los sacerdotes de Los Ángeles. |
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