Un informe elaborado por la Comisión Europea constata que la ventaja de los varones se mantiene en 15% desde hace diez años
La Comisión Europea constató ayer que la distancia salarial entre hombres y mujeres se mantiene en la última década en el 15% a favor de los varones. Alerta, además, de que la brecha aumenta con la edad, la educación y la experiencia profesional y hace una serie de recomendaciones para resolver «un problema complejo, de múltiples causas», según palabras del comisario de Empleo, Vladimir Spidla.
Según el Ejecutivo comunitario, la diferencia retributiva llega al 30% entre los trabajadores de 50 a 59 años y baja al 7% entre los menores de 30. También alcanza el 30% entre los graduados en enseñanza superior, mientras que se queda en el 13% entre los que han cursado estudios secundarios; y asciende al 32% cuando la experiencia laboral es de 30 años, frente a una diferencia salarial del 22% entre los trabajadores que tan sólo llevan de uno a cinco años en la empresa.
La situación y la discriminación por género -medida en la diferencia entre el sueldo medio por hora de hombres y mujeres antes de impuestos- figura en un informe difundido ayer en los países miembros.
El estudio identifica cuatro campos de acción: la mejor aplicación de la legislación existente; la actuación de los los gobiernos contra la diferencia salarial desde las políticas de empleo -la UE es partidaria de utilizar para esta causa dinero comunitario, en particular el procedente del Fondo Social Europeo-; la utilización de prácticas de responsabilidad social empresarial, y la implicación en la resolución del problema de los interlocutores sociales.
Origen y causas
Para Vladimir Spidla la diferencia salarial es, a veces, una cuestión de «pura discriminación, pero en muchas otras las razones están encubiertas» porque «las mujeres realizan más trabajos no remunerados, a tiempo parcial y en los sectores más baratos». En consecuencia, una de las principales causas de la discriminación es «la manera en que se valoran las competencias de la mujer y del hombre». «Por ejemplo -continúa el político europeo-, hay países en los que las niñeras ganan menos que los mecánicos, las cajeras menos que los almacenistas y las enfermeras menos que los policías».
La diferencia salarial también refleja desigualdades en el mercado laboral que afectan principalmente a la mujer. Las trabajadoras recurren más que sus compañeros al empleo a tiempo parcial e interrumpen su carrera profesional con más frecuencia, lo que afecta negativamente a su desarrollo profesional. Igualmente, las mujeres ocupan menos cargos directivos y encuentran más obstáculos y resistencia a medida que suben en su profesión. En definitiva, esto supone que la carrera femenina se ve frecuentemente interrumpida, reducida o ralentizada y, por tanto, peor remunerada que la masculina.
Según el Ejecutivo comunitario, la diferencia retributiva llega al 30% entre los trabajadores de 50 a 59 años y baja al 7% entre los menores de 30. También alcanza el 30% entre los graduados en enseñanza superior, mientras que se queda en el 13% entre los que han cursado estudios secundarios; y asciende al 32% cuando la experiencia laboral es de 30 años, frente a una diferencia salarial del 22% entre los trabajadores que tan sólo llevan de uno a cinco años en la empresa.
La situación y la discriminación por género -medida en la diferencia entre el sueldo medio por hora de hombres y mujeres antes de impuestos- figura en un informe difundido ayer en los países miembros.
El estudio identifica cuatro campos de acción: la mejor aplicación de la legislación existente; la actuación de los los gobiernos contra la diferencia salarial desde las políticas de empleo -la UE es partidaria de utilizar para esta causa dinero comunitario, en particular el procedente del Fondo Social Europeo-; la utilización de prácticas de responsabilidad social empresarial, y la implicación en la resolución del problema de los interlocutores sociales.
Origen y causas
Para Vladimir Spidla la diferencia salarial es, a veces, una cuestión de «pura discriminación, pero en muchas otras las razones están encubiertas» porque «las mujeres realizan más trabajos no remunerados, a tiempo parcial y en los sectores más baratos». En consecuencia, una de las principales causas de la discriminación es «la manera en que se valoran las competencias de la mujer y del hombre». «Por ejemplo -continúa el político europeo-, hay países en los que las niñeras ganan menos que los mecánicos, las cajeras menos que los almacenistas y las enfermeras menos que los policías».
La diferencia salarial también refleja desigualdades en el mercado laboral que afectan principalmente a la mujer. Las trabajadoras recurren más que sus compañeros al empleo a tiempo parcial e interrumpen su carrera profesional con más frecuencia, lo que afecta negativamente a su desarrollo profesional. Igualmente, las mujeres ocupan menos cargos directivos y encuentran más obstáculos y resistencia a medida que suben en su profesión. En definitiva, esto supone que la carrera femenina se ve frecuentemente interrumpida, reducida o ralentizada y, por tanto, peor remunerada que la masculina.
Tomado de www.elcorreodigital.com
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