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viernes, 10 de agosto de 2007

Animales del deseo

Por Pablo Ortiz García  

Respeto a las mujeres, pero el oficio de dama, en un mundo machista, debe ser muy duro. Tengo cuatro hermanos, ninguna hermana. Mi hogar está conformado por tres hijos varones, un nieto, y por llegar, ¡por fin!, una niña. Esto me hace analizar con severidad la actuación de ciertos hombres que se consideran conquistadores de toda persona perteneciente al mal calificado 'sexo débil'. Más duro tiene que ser el análisis de estos donjuanes, cuando a través del cargo que pasajeramente ostentan, quieren hacer de la suyas, con méritos que no son propios, sino del poder que les da una función pública o privada.

Estos seudogalanes se aprovechan, no únicamente de la necesidad de la persona a la cual le 'lanzan los perros', sino, a veces, también de la adversidad o mal momento económico o sentimental por el que atraviesan. Intentan hacer de las suyas en un instante de flaqueza o desesperación de la dama. No son caballeros, sino animales del deseo. o de la costumbre. Esa actitud de aprovechamiento de una circunstancia es sinónimo de complejos no superados; es cobardía; es incompetencia e impotencia ante algo que en buen romance no podría alcanzar, de  no ser por el cargo. Esos tenorios, cuyos atributos intelectuales  normalmente dejan mucho que desear, deberían ser confinados a un lejanazo lugar en medio de un desierto, para que se mueran del deseo de. ¡agua!
En el año 1998 se reformó el Código Penal y se creó el delito de acoso sexual, modificado al actual texto en 2005.

Ordena la norma: "Quien solicitare favores de naturaleza sexual, para sí o para un tercero, prevaliéndose de una situación de superioridad laboral. será sancionado con pena de prisión de seis meses a dos años".

Este artículo debe ser aplicado a todos los casos, por importante que sea el hombrecito al que inmerecidamente se ha colocado en un cargo con cierto poder, para abusar de este. Estos individuos, con su manera de actuar, castran las aspiraciones de mujeres dignas, cuando los castrados deberían ser otros.

Si ante esta 'mala práctica varonil', estos casanovas son denunciados por la valiente mujer, usualmente lo niegan todo. Otra actitud de miserables. Más infelices son esos cortejadores, cuando sometidos a un detector de mentiras, en las conclusiones de los peritos, aparece que no han dicho la verdad, y no lo  aceptan. Si a todo esto el seductor se mantiene en su función pública, al resto de ecuatorianos nos están viendo la cara de zoquetes.

Suelen tener la desfachatez, estos mujeriegos que lanzan acusaciones contra la dama que intenta desenmascararlos, de iniciar una acción, para desprestigiar a quien sufrió la ofensa.

Ante lo ocurrido, ni los representantes de los derechos humanos (que se encuentran enancados en este Gobierno), ni las portavoces de las 'mujeres femeninas', han dicho algo. El silencio cómplice de estos grupos no hace más que ratificar que este Gobierno ha sabido comprar la impunidad para sus integrantes. Para mayor información al respecto, favor comunicarse con el Ministerio de Gobierno.

 

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