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viernes, 31 de agosto de 2007

Cómo tratar con su cólera

 

Si es usted una de esas personas que pierden "el control emocional" continuamente, le aconsejo que repase, como si fuera un observador de "fuera", su comportamiento cuando se "sale de sus casillas".

Como en una película vea cómo se transforma su rostro y adquiere la expresión de un perro bravo, su cuerpo se enrosca y encorva y quiere atacar, lanzando expresiones duras, ofensivas, llenas de ira.

Todo eso contamina el ambiente donde está, llenándolo de energía negativa. La reacción de sus familiares es de miedo o cólera y el mecanismo de defensa de todos se agudiza preparando el combate. Esto enrarece el ambiente. Igual pasa en el trabajo y en el cualquier otro lado. Unos lo demostrarán más que otros, pero instintivamente todos se preparan para luchar cuando alguien enseña los colmillos y comienza a gruñir.

Esto implica en los agredidos huir o atacar, dos de las más primitivas reacciones humanas.

Por eso los gritos, intercambio de insultos y en más de un caso, golpes. Estos procesos nos devuelven momentáneamente a la época de las cavernas, activan el instinto de agresividad y ciegan por segundos la razón.

Hay casos en donde la acción provocada produce agresión física, algunas veces hasta con la muerte de alguien. Por eso le invito a "verse" mentalmente, repasando lo más que pueda uno de sus actos irracionales de agresividad.

En segundo lugar le aconsejo que después de analizar su comportamiento como quien ve una película, donde usted simplemente observa, pregúntese por qué reacciona así.

Haga una lista de las cosas que lo enojan con más facilidad y pregúntese si vale la pena reaccionar de esa manera.

Para eso analice si la causa merece alterar el ritmo de su corazón y afectar con úlceras su estómago y albergar sentimientos negativos que contaminan su mente.

Si además es justo irradiar su casa de tanta energía negativa, provocando ruptura de relaciones humanas, afectando el clima de paz y armonía que debe reinar. ¿Vale la pena todo esto? ¿Se siente bien actuando así? ¿Es voluntad de Dios que se comporte como un perro que ladra por cualquier cosa?

Qué difícil es volver a entablar la comunicación con la gente agredida. Se pedirá perdón y se prometerá cambiar, pero ahí quedó la ofensa y una herida más se abre en la persona afectada. No podrá olvidar que mientras más baja sea la tolerancia a lo que no sale como usted quiere, más demuestra debilidad con sus rabietas. Hay que ser más fuertes.

En tercer lugar, usted necesita bajar su nivel de estrés, buscar la armonía que rápidamente pierde, y para eso es necesaria la oración tranquila, continua, buscando en ciertos momentos la soledad, combinada con algún ejercicio de relajación donde la clave es la respiración rítmica y pausada y la lectura de la Palabra y de libros que inspiren paz. Es probable que necesite usted quemar energía almacenada y para eso el ejercicio físico diario ayuda mucho.

Quemar calorías no sólo es bueno para el cuerpo, sino para la mente. Oxigenar el cerebro le permite pensar mejor, analizar su existencia y poner las barreras necesarias para encauzar mejor su energía.

Una simple caminata diaria de media hora, hecha con la rapidez que pueda y tratando de tener contacto con la naturaleza, aire, sol, árboles y por supuesto, con su propio cuerpo al que debe tratar bien, estimularlo para que sea más flexible, ayuda mucho.

En cuarto lugar, cultive pensamientos positivos que a su vez generan buenas emociones.

Es necesario llenar su mente de frases que lo animen y para eso aprenderse de memoria palabras que rompan el hechizo de lo negativo y una de las tantas podría ser: con Dios soy invencible. Amén.

tomado de www.laprensahn.com

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