Luz García - 8/25/2007 7:07:00 PM
| | La aventura de ser mujer, qué fascinante. Tener en sí mismo el prodigio de dar la vida y recrearla. Poseer el privilegio de llevar en las entrañas la semilla fecunda del ser. Puente de continuidad. Plantar, germinar, brotar, retoñar, florecer, estar florecida. Existir como instrumento de ternuras infinitas. La reciedumbre de la debilidad. La fortaleza de la flaqueza, la dureza del sexo débil. Articulación del amor. Amar, amadora y amante. Trasmitir la pasión de volver a ser otra vez a través del fruto concebido. Enseñar, educar, ilustrar, darse toda a la tarea de cultivar la experiencia de plantar y cosechar la siembra de la pasión y la ilusión constante. Encarnar la canción, sentir que te multiplicas para no morir del todo y lograr perpetuarse. Ser el argumento del gran truco de Dios, el objeto exclusivo de la trampa. Poder tener en la sangre, como dijo el poeta, un pájaro de luz cantando entre las venas. Una paloma atrapada en el vientre lista para la fecundación extraordinaria. Qué grandiosa la experiencia de ser mujer, cumplir la misión determinada. Sazonar la verdad con la razón, cultivar la paciencia, la prudencia, ser la quinta esencia, la persistencia, la dedicación. Poder levantarse en la mañana con la razón superior de entregarse toda a la tarea de germinar la ilusión recién nacida. Contar con la emoción expuesta a flor de piel. Liberar la rutina del hechizo de los besos. Consentir el sortilegio de convertir el amor en carne y hueso. Engordar la prudencia, la tolerancia, la persistencia. Atrapar el futuro. Tirar los dados. Asegurar el legado. Recrear la esperanza. Ganar de antemano la partida. Escudriñar los anhelos. Atreverse a poner con un poco de suerte el dedo en la llaga de Dios, mientras forjas y educas para el mañana un nuevo agente del milagro que perpetué la herencia. Porque ser mujer es jugar a la creación, afirmar la heredad, comprometerse con el futuro y sus dilemas. Ser mujer es revalidar el pacto, signar el acuerdo, reciclar el compromiso, confiar en el porvenir a brazo partido. Caer consciente en la trampa infinita de la providencia, mientras la vida pasa y se conjuran de antemano los interregnos crudos del dolor. | | | |
Tomado de
www.listindiario.com.do
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