E. CAMPO
Roxana Fernández, profesora de la Universidad de Oviedo, expuso ayer en el curso de verano sobre violencia de género que el mito central que pesa sobre este problema es el de que las mujeres que aguantan un maltrato son masoquistas. «Según una investigación que hemos realizado, se desmonta este mito. De las mujeres que sufren maltrato la mitad no aguanta y se va, y la otra mitad continúa con su pareja, pero no es un gusto para ellas estar en una relación así, lo que desmiente ese masoquismo», señaló. Es más, aguantan pero con miedo, inseguridad y problemas de salud, todo lo contrario del disfrute.
«Se está cambiando esa visión pasiva de la mujer que aguanta por una visión más activa. Ellas intentan sobrevivir en una relación que es contradictoria, donde en vez de cuidado mutuo y amor hay todo lo contrario. La mujer maltratada es un agente activo, porque busca respuestas para hacer sobrevivir esa relación y muchas veces intenta ayudar a su pareja para que deje de maltratar», afirmó.
Fernández expuso también el mito de que la agresión física es cosa de hombres en la sociedad occidental. La ponente señaló que se ejerce la agresión tanto sobre mujeres como sobre hombres. La docente, una de las participantes en el curso de perspectivas e intervenciones sociosanitarias en violencia de género, afirmó que es tan correcto hablar de violencia doméstica como violencia de género y violencia familiar, y que el término que se elija estará en función del aspecto que se quiere resaltar. «Violencia de género hace referencia al género de los agresores sobre los agredidos. La doméstica es la que ocurre en el propio hogar, y la familiar la que conlleva vínculos familiares entre sus protagonistas. No son contradictorios», indicó. Alumnos de muy distintas especialidades asisten a este curso, que se inauguró ayer y que pretende preparar a los estudiantes para afrontar el conflicto social.
Roxana Fernández, profesora de la Universidad de Oviedo, expuso ayer en el curso de verano sobre violencia de género que el mito central que pesa sobre este problema es el de que las mujeres que aguantan un maltrato son masoquistas. «Según una investigación que hemos realizado, se desmonta este mito. De las mujeres que sufren maltrato la mitad no aguanta y se va, y la otra mitad continúa con su pareja, pero no es un gusto para ellas estar en una relación así, lo que desmiente ese masoquismo», señaló. Es más, aguantan pero con miedo, inseguridad y problemas de salud, todo lo contrario del disfrute.
«Se está cambiando esa visión pasiva de la mujer que aguanta por una visión más activa. Ellas intentan sobrevivir en una relación que es contradictoria, donde en vez de cuidado mutuo y amor hay todo lo contrario. La mujer maltratada es un agente activo, porque busca respuestas para hacer sobrevivir esa relación y muchas veces intenta ayudar a su pareja para que deje de maltratar», afirmó.
Fernández expuso también el mito de que la agresión física es cosa de hombres en la sociedad occidental. La ponente señaló que se ejerce la agresión tanto sobre mujeres como sobre hombres. La docente, una de las participantes en el curso de perspectivas e intervenciones sociosanitarias en violencia de género, afirmó que es tan correcto hablar de violencia doméstica como violencia de género y violencia familiar, y que el término que se elija estará en función del aspecto que se quiere resaltar. «Violencia de género hace referencia al género de los agresores sobre los agredidos. La doméstica es la que ocurre en el propio hogar, y la familiar la que conlleva vínculos familiares entre sus protagonistas. No son contradictorios», indicó. Alumnos de muy distintas especialidades asisten a este curso, que se inauguró ayer y que pretende preparar a los estudiantes para afrontar el conflicto social.
Tomado de www.lne.es
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