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viernes, 31 de agosto de 2007

¿Se puede volver a creer en el amor luego de una separación?

 

¿Cómo es una segunda oportunidad? ¿Es una locura comprometerse nuevamente? Estos son algunos de los temores que tienen las mujeres en el momento de darse una segunda oportunidad.

Volver a empezar es aterrador. Mucho más que la primera vez, pues está el miedo al dolor, al fracaso y a perder el control de los sentimientos, en una situación que difiere mucho del primer matrimonio.

"La única certeza que tenemos es la de habernos equivocado la primera vez y la pregunta obligada es ¿quién me asegura que no me volveré a equivocar?", dice Rosaura Rodríguez, periodista colombiana que trabaja en Estados Unidos, especializada en temas de mujer, quien publicó un libro titulado Manual para el reciclaje amoroso.

En el texto describe con humor y a la vez con el corazón los sentimientos que tuvo al decidir casarse por segunda vez, después de sobrevivir a un divorcio y de vivir once años su independencia.

Adicionalmente, asegura que no es lo mismo enamorarse a los 20 años que a los 40 o 50 puesto que las mariposas en el estómago se confunden con la acidez, los sudores con la menopausia y el despiste con la posibilidad de un Alzheimer, cuando en realidad todo se debe a la idiotez del enamoramiento.

En los 10 capítulos de su libro Rodríguez cuenta los pensamientos y las dudas que acechan a la mujer que piensa en medírsele de nuevo al matrimonio. Después de miles de cuestionamientos, la protagonista de esta historia encontró en su nueva pareja una persona que la apoyó, entendió, escuchó y fue paciente.

Por eso aboga por darle una nueva oportunidad a ese sentimiento y asegura que puede haber una segunda convivencia que, aunque difícil, si se enfrenta con realismo y humor, vale la pena vivirla.

Tres temores que matan

1. Príncipes desteñidos

Para Rodríguez no se debe creer en cuentos de hadas, o por lo menos es clave entender que los príncipes y princesas de más de 40 años tienen grandes chances de convertirse en sapos o incluso en alces por aquello de los cuernos.

"No es que piense que la vejez no va de acuerdo con el amor, pero da pereza tener que lidiar con un príncipe azul entrado en años, lleno de manías y neuras", dice Rodríguez.

2. El mercado del usado

"Si a algo le huí siempre fue a los hombres casados, pero me guste o no mi futuro marido estuvo casado con otra", reconoce la autora. Cualquiera que haya comprado un carro o electrodoméstico de segunda sabe que no tiene garantía. Aunque estén sanados los dolores del pasado lo único que garantiza un posible éxito son la experiencia y el miedo a cometer los mismos errores.

3. Si nos dejan...

A pesar de haber superado muchos miedos, estos reaparecen sin compasión. Pánico de la nueva familia, de los amigos de él y su aceptación. "Me parecía mentira que la persona que sentía tanta ansiedad ante la posibilidad de no gustarle al jurado calificador, fuera la misma que se prometió a sí misma no hacer ningún esfuerzo por caerle bien a nadie", dice Rosaura Rodríguez.

El tema de los hijos es complicado en la segunda vuelta. El marido siente culpa y quiere conquistar su amor. "En esto de la culpabilidad y el miedo en que los hijos dejen de quererlos, a los hombres se les van las patas", asegura Rodríguez. Ella cuenta que uno de los problemas en su nueva relación fue el manejo de su novio con sus hijos.

Para tener en cuenta a la hora de volver a empezar

Al volver a empezar se debe tener una visión realista de la relación y no concebirla en términos de idealización. Más, teniendo en cuenta que cada persona trae su propia historia. Y aunque las relaciones son distintas, cada uno tiene una experiencia previa en todo, incluido el fracaso.

Cuando hay niños se necesita un proceso de adaptación de todos, que requiere ajustes y, sobre todo, tiempo. Muchas veces estos tienen actitudes para sacar a la nueva pareja del camino ya que las ven como una intrusa que llega a usurpar el lugar de su padre o madre.

Se debe hablar sobre las creencias de cada uno frente al amor, la sexualidad, las respectivas familias y el dinero, y discutir las expectativas de cada uno.

Cada persona quiere vivir un futuro mejor, pero hay que tener en cuenta que el amor cambia a cualquier edad. Superar esa transformación es un paso para el éxito.

Es importante revaluar los paradigmas de la vida feliz. La vida tiene buenos y malos momentos. La felicidad se aprende en los pequeños detalles.

Hay que respetar las normas y la cultura que los hijos traen de su primer hogar y tenerlos en cuenta para poner pautas nuevas.
Muchas veces los hijos entran en un conflicto de lealtades sobre querer o no a la nueva esposa del papá. Hay que darles tiempo y ser respetuosos con sus sentimientos. Ellos ya tienen mamá y ella será irremplazable.

Asesoría: María Elena López, psicóloga de pareja.

Experiencias

'Sé lo que quiero'
Patricia González, duró dos años separada.

Después de estar casada más de 20 años se separó hace nueve años. Hace siete años y medio conoció a la persona con la que comenzó la segunda vuelta.

Esta experiencia ha sido para ella muy positiva. "Cuando uno tiene 40 años está claro qué quiere y qué no quiere vivir. La vida se ve de una manera diferente, y aunque uno se enamora igual, se tiene más experiencia y realismo de lo qué es vivir en pareja", explica González.

Lo más difícil fue el manejo de los hijos. "Al principio mis hijos analizaban todo el tiempo a mi pareja y mi comportamiento con él. Hoy en día existe un gran respeto y aceptación. Mi balance de esta nueva relación es muy positivo. Uno se reencuentra con la posibilidad de una vida compartida, con un amor que no es obsesivo y donde se armonizan las diferencias", dice.

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'Faltó tiempo'
Sylvia Martínez, varios años de separada.

"Me casé por segunda vez después de varios años de separada con un hombre recién divorciado con dos hijas. Él no vivía en Colombia y me fui a su país", cuenta Sylvia. Para ella las cosas fueron difíciles desde el principio. "Las niñas nunca me quisieron pues tenían la ilusión de que sus papás volvieran. Me hacían maldades, me contestaban feo y el papá me desautorizaba".

Otro inconveniente fueron las relaciones con su nueva familia política. Ellos adoraban a la ex. Ese matrimonio duró dos años y terminó en un nuevo fracaso.

Tomado de www.eltiempo.com

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