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viernes, 31 de agosto de 2007

Trastornos de colon irritable aumentan con la depresión, la ansiedad y el estrés

 

La preocupación no solo se siente en el corazón, también en el sistema digestivo.

La preocupación no solo se siente en el corazón: la exposición prolongada a factores que perturban el equilibrio emocional o físico agota las reservas de energía del cuerpo.

En el sistema digestivo esa situación incrementa enfermedades como la dispepsia no ulcerosa (aumento exagerado de las vías digestivas altas), que causa dolor en la boca del estómago, sensación de llenura rápida y náuseas, y el síndrome de intestino irritable, que es una respuesta aumentada del músculo intestinal a diferentes estímulos.

Este se manifiesta con dolor abdominal difuso y recurrente -que mejora con la deposición-, gases y distensión. Además se acompaña de cambios del hábito intestinal y episodios de diarrea y estreñimiento.

Problemas comunes

Estos dos males, que afectan significativamente la calidad de vida, representan la mitad de la consulta de gastroenterología. El problema se incrementa porque estos pacientes, que consultan con frecuencia, son sometidos a exámenes cuyos resultados, por lo regular, son normales.

La frustración es mayor para estas personas cuando los tratamientos no resultan efectivos o sufren recaídas.

Es difícil que los afectados entiendan que la causa de sus problemas digestivos son los problemas personales, que les generan ansiedad, depresión y trastornos psiquiátricos especiales. Estos aumentan la secreción de ácido y favorecen la presencia de úlceras duodenales y del estómago.

Existe comunicación entre la mente y las enfermedades digestivas. Por una parte, los pensamientos e ideas negativas en el cerebro se descargan en el aparato digestivo y modifican su función, produciendo los síntomas antes descritos.

Es importante tener en cuenta que no se siente con el corazón sino con el aparato digestivo, y que los síntomas de estas enfermedades permanecen por mucho tiempo, lo que en ocasiones plantea como única solución el aprender a convivir con ellos.

Esto incluye el control de una serie de factores que los exacerban, entre ellos determinados alimentos y condimentos (lácteos, grasas, picante, alcohol, café, embutidos, leguminosas), cuya ingesta debe ser orientada dentro de un programa integral.

Quizá lo más importante es el manejo de las emociones y el acondicionamiento de las personas para que toleren mejor sus cuadros clínicos y mejoren su calidad de vida.

Esto incluye el uso de medicamentos, que actúan directamente sobre el sistema digestivo, y un manejo serio de su condición mental, que puede requerir también la prescripción de fármacos para la ansiedad y la depresión, sin desconocer que la psicoterapia puede ayudar. El tratamiento debe estar en manos de un equipo interdisciplinario, encabezado por el gastroenterólogo.

Tips para relajarse

Aunque el estrés no aparece enlistado entre las principales causas de muerte en países como Estados Unidos, distintos estudios también lo relacionan con condiciones graves de salud, como la enfermedad coronaria y los accidentes cerebrovasculares.

Es necesario entender que el estrés sí puede enfermar y aprender a controlarlo. La Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard sugiere hacer sesiones de minirrelajación durante el día, para evitar que este se acumule:

Cuando tenga un minuto: Ponga su mano justo bajo el ombligo y sienta cómo sube y baja apaciblemente mientras respira. Inhale lentamente, haga una pausa, cuente hasta tres y luego exhale. Siga respirando profundamente durante un minuto, haciendo pausas para contar después de cada inhalación y exhalación.

Cuando tenga dos minutos: cuente despacio de diez a cero. Con cada número haga una respiración completa, es decir inhale y exhale, despacio y profundamente. Es probable que al terminar se sienta más relajado; si no es así, repita el ejercicio.

Cuando tenga tres minutos: mientras está sentado, interrumpa lo que esté haciendo y revise si hay tensión en su cuerpo. Relaje los músculos de la cara y permita que su quijada caiga abriendo la boca ligeramente. Deje que sus brazos cuelguen a los lados, afloje las manos, sienta cómo los muslos se hunden en la silla y deje que las piernas caigan cómodamente. Inhale y exhale lentamente. Con cada aliento, trate de relajarse mucho más.

Emocionalmente agotado

"Eran varios los meses que uno de mis pacientes, funcionario público de 63 años, llevaba con dolor abdominal. Cuando consultó conmigo ya tenía toda clase de exámenes cuyos resultados eran normales. Estaba tomando medicamentos para el manejo de esa enfermedad, que incluía problemas de sueño e intolerancia por ciertos alimentos, pero no mejoraba. Entonces indagué con su familia. Así supe que estaba agotado por el estrés laboral y el temor de ser despedido a su edad. Esa ansiedad afectó su salud. Lo remití al psiquiata, quien recomendó vacaciones para la pareja y medicación especial. Hoy está mejor".

PATRICIA ÁLVAREZ MD.
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
GASTROENTERÓLOGA UNIVERSIDAD NACIONAL, AUTORA DEL LIBRO 'MENTE Y ENFERMEDADES DIGESTIVAS'. HEALTHBEAT, UNIVERSIDAD DE HARVARD.

Tomado de www.eltiempo.com

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