| Advierten que faltan especialistas para identificarlos y se diagnostican menos casos de los que hay. | ||
| Héctor Waisburg, neurólogo infantil, jefe del Servicio de Clínicas Interdisciplinarias del Hospital Garrahan cuenta que hay en el país unas 500 instituciones públicas que integran una red sobre detección temprana y habla del posgrado que se hace en el Garrahan. Observa que "la preocupación parental en general está, pero al hospital público le cuesta resolver la situación in situ: no hay muchos neurolingüistas que trabajen esto". Los especialistas que señalan esta falencia comparten un punto de vista: algunos de estos trastornos tienen una base biológica. En este punto se imponen ya algunas aclaraciones. El lenguaje es parte definitoria del sistema cognitivo humano. Para algunos autores es un instinto. Es un sistema de reglas que permite producir y comprender infinitas oraciones con medios finitos. Es algo que gracias a la mediación de la experiencia se desarrolla en el 95% de los casos en su totalidad y de modo completo. Pero no es algo que está afuera de la persona, como se creía antes y por eso siempre se derivaba al psicólogo. Se puede discutir cuánto depende del afuera. Pero no está afuera totalmente. El habla en cambio es la puesta en funcionamiento, la producción verbal de este sistema. Claudio Waisburg, hijo de Héctor y jefe de Neurología Infantil de INECO y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, dice que "tanto desde la atención primaria como desde los padres muchas veces se pierde tiempo pensando que el problema se va a solucionar con el tiempo. Se deja estar y se subestima, cuando sabemos que cuanto antes se diagnostique, es más fácil de corregir". Se espera que la escuela esté preparada para detectar aquello que los padres no saben interpretar, o no ven. ¿Lo está? "Nosotros lo tomamos como un problema de origen multicausal, que puede ser emocional, del contexto, sociocultural, además de problemas de articulación y orgánicos. Depende cuál sea, lo derivamos. Para eso existe en los primeros grados la libreta oficial de salud escolar, la libreta sanitaria", dice la licenciada Silvia Román, de la Dirección de Salud y Orientación Educativa del área Educación del Gobierno de la Ciudad. Señales de Alarma La ecolalia (significa algo así como repetir como un eco) es una de ellas. Cuando un chico repite como un loro una palabra, sin que esa repetición tenga ninguna función como asentir o pedir, hay que abrir los ojos. "Es normal hasta los 24 meses, y en algunos, 6 meses más, pero acotado. No que lo haga a los 2, 3, 4 años sin función. Esta es una señal muy frecuente", dice. A otro trastorno se lo llama jerga. Cuando no se le entiende, cuando parece que hablara otro idioma, pero no dice nada. Su producción es ruido puro. No es mayor problema si lo hace jugando un ratito, pero no debería ser así cerca de los 2 años, y menos cuando este idioma propio sin organización reemplaza al lenguaje de los chicos de su edad. También debería funcionar como luz amarilla titilante la pobreza del lenguaje. Al año, el bebé puede manejar 10, 20, 50 palabras; luego debería observarse un crecimiento exponencial. Si no lo hubiera, debería ser motivo de consulta porque hay algo que afecta el desarrollo. "El 'ya va a hablar' tiene un costo altísimo." Otra señal: los chicos que parecen sordos. La típica frase de los padres en estos casos es: "Me hace caso cuando quiere." Los médicos se preguntan, antes, si es que comprende realmente, si no hay un trastorno de la comprensión. Si se le pregunta "me das la cartera" y no lo hace porque no entiende, el trastorno es de desarrollo. "Esto aparece en las escuelas y muchas veces se diagnostica como déficit de atención. Pero ojo, porque atención requiere comprensión." Otro, las faltas léxicas. El que está en preescolar y no recuerda o confunde nombres, o no encuentra las palabras que necesita cuando ésos son términos cotidianos, que conoce. | ||
Tomado de www.26noticias.com.ar


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