La llama del amor Patricia Prieto María no quiso pasar por celosa. Por eso, cuando descubrió en su correo electrónico una carta que su marido le había enviado a una compañera del trabajo, decidió pasar el hecho por alto y callar. Sin darse cuenta, el gusanillo de los celos se le metió en el corazón y poco a poco fue minando su deseo de hacer el amor con Pedro, su compañero de más de 20 años. "Aunque yo le aseguré que con esa persona nunca había tenido nada, ella [María] se encerró en sus ideas y por más de un año no tuvo relaciones sexuales conmigo", cuenta Pedro. "Nuestro matrimonio estuvo a un hilo de derrumbarse", agrega María. "Dos años atrás, yo estaba a punto de firmar el divorcio", recuerda María. "Pero como en verdad lo quiero, busqué más bien asesoría con una sexóloga para ver qué estaba causando mi inapetencia sexual". Después de varias sesiones de terapia, María se dio cuenta del problema: "No había perdonado la acción de Pedro y esto me impedía tener relaciones con él". Hoy, gracias a la terapia, el matrimonio de esta pareja está nuevamente inyectado del entusiasmo y el cortejo amoroso y sexual de los recién casados. Consejos prácticos "La sexóloga me dio recomendaciones que me ayudaron mucho", expresa María, de 40 años de edad. "Me dijo que debía hablar con él con sinceridad y no callarme las cosas; con ese consejo, pude decirle a Pedro que no quería tener encuentros sexuales así como así, que necesitaba del coqueteo, de que se volviera a ganar mi confianza y entrega". "A mí me dijo que tenía que hacer cambios en mi apariencia y hasta en el perfume que usaba para incentivar la atracción y el apetito sexual de María", anota Pedro, de 43 años de edad. "Y las cosas están funcionando. Yo pondré todo de mi parte para enamorar de nuevo a esta mujer, que es el amor de mi vida". Romi Torres-Ward, terapeuta de parejas, afirma que el caso de este matrimonio ocurre muy a menudo, pero son muy pocos los que buscan ayuda para identificar la causa de los cambios drásticos en la intimidad de la pareja sin "razón alguna", o por el gran enemigo de la sexualidad: el paso de los años y la monotonía. "La intimidad sexual es un componente esencial en la vida conyugal. Por eso hay que cuidarla para mantenerla viva", dice Torres-Ward. La psicóloga Myriam Balbela, especialista en sexología con práctica en Los Ángeles, California, explica: "Una pareja mantiene su sexualidad viva cuando existe una buena relación humana". Es muy difícil tener una buena relación sexual cuando la relación emocional de la pareja no funciona. "El resentimiento de episodios de infidelidad y los sentimientos de ira, rencor, frustración o desencanto son los enemigos número uno de la buena sexualidad de la pareja", afirma Balbela. "Todos estos sentimientos negativos se reflejan de manera negativa en la cama. No puede existir una intimidad sexual cuando no hay una intimidad emocional", agrega. La mujer latina y la sexualidad Torres-Ward, dice que la timidez y el recato que muchas mujeres latinas manifiestan al momento de practicar el sexo tienen su fundamento en la religión y en ver al sexo como algo pecaminoso y sólo aceptable en las parejas que están unidas por el sacramento del matrimonio. "El aspecto cultural influye mucho en la manera en que la mujer latina se comporta ante el sexo", explica. "Sólo hay que ver esas vestimentas tan pesadas y recatadas de nuestros antepasados, que han oprimido por generaciones a las mujeres, a pesar de estar en otros tiempos. Esta opresión cultural es la causante de que la mujer latina no haya tenido la libertad de llegar a descubrir su cuerpo y a estar cómoda con su propia sexualidad", añade. Recomendaciones que no fallan La sexóloga Myriam Balbela y la terapeuta Romi Torres-Ward exponen los siguientes puntos que ayudan a mantener viva la intimidad sexual en las parejas:
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lunes, 22 de octubre de 2007
Cómo mantener viva la relación sexual en el matrimonio
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