Yolanda Uicab Garrido y Herminio José Piña Valladares
Hace unos días, conversando con unos amigos nos preguntaron cuántos años de casados teníamos. Respondimos que 26 años y 10 meses. Una de las parejas comentó que tenía apenas dos años de casados y un hijo, y la otra seis años y dos hijos; también nos preguntaron la fórmula para evitar los problemas y los conflictos matrimoniales. Nosotros los miramos con ternura y les dijimos que en el matrimonio no hay fórmulas "mágicas" ni recetas especiales, ya que los problemas y los conflictos conyugales no se pueden evitar, hay que aprender a afrontarlos y a darles solución.
En cada etapa del matrimonio es indispensable dialogar y observar al cónyuge no como un enemigo porque no estemos de acuerdo con él o porque cometió un error, sino comprenderlo, poniéndose en su lugar y percibir cómo se encuentra, y juntos resolver los problemas. En un conflicto conyugal no se debe percibir al cónyuge como adversario o alguien a quien lastimar, injuriar o golpear, sino como el otro yo, ya que el matrimonio es para convivir, para ayudarse mutuamente y para compartir todo, "en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad".
Recordemos que en el matrimonio vamos en el mismo barco, por tanto, no debemos destruirnos ni hacernos daño unos al otros, sino aprender a remar juntos; de otra manera, el matrimonio se hundiría y con él los hijos, que al final son los más perjudicados, sobre todo porque ellos no pidieron venir al mundo y gratis los estaríamos haciendo sufrir y pagar las consecuencias.
En el matrimonio hay varias etapas que hay que vivir juntos: los primeros meses que son de Luna de Miel y mutua adaptación y los momentos en que debemos aprender a complementarnos; la segunda etapa es la paternidad, cuando nacen los hijos, cuando comienzan a ir a la escuela.
La tercera es cuando los hijos son adolescentes, cuando quieren salir solos y tener sus amistades. Un periodo conyugal muy importante es cuando los hijos empiezan a trabajar y deciden salir del hogar. Luego llega la fase cuando nos convertimos en abuelos y, por último, cuando llega la ancianidad.
Cada una de ellas el matrimonio las debe vivir con responsabilidad, comprensión, ayuda mutua, amor y, sobre todo, diálogo, buscando resolver los problemas de la mejor manera, y siempre trazando metas como pareja.
Desde hace varios años existen grupos que ayudan a mejorar la relación matrimonial: Equipo Promotor de Paternidad Responsable, Movimiento Familiar Cristiano, Familia Educadora en la Fe y otras agrupaciones que hay en Yucatán.
Hace seis años participamos en los retiros de Encuentros Conyugales y posteriormente en los Encuentros Familiares, y estamos convencidos de que nos sirvió mucho para unirnos más y amarnos como matrimonio, y para la educación y comprensión de nuestros cuatro hijos.
La Comisión Diocesana de Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Yucatán está organizando la Semana de la Familia en todas las Parroquias del 14 al 21 de octubre, en virtud de que la familia es la primera escuela de comunión, de participación y de fe. Es el lugar privilegiado de encuentro entre los integrantes de la familia y de ésta con Dios y su comunidad.
Con la finalidad de animar a las familias se han organizado temas que contienen los elementos necesarios para reflexionar y orar, con el propósito de contemplar con esperanza el presente y el futuro de nuestra realidad y dar testimonio del amor de Dios.
Esta Semana de la Familia es un espacio donde todos los integrantes de un hogar podamos reflexionar para ser mejores esposos, padres de familia, hijos, hermanos y, sobre todo, mejores discípulos de Jesús.
Concluimos con una estrofa de la canción titulada "Ámense" del compositor Martín Valverde: "Hoy, que juntos están, / unidos frente a él, en su amor. / Hoy que sus manos juntas van a seguir, / a luchar hasta el final, / Ámense, quiéranse, únanse, / Ámense, siempre en la presencia de Dios".- Mérida, Yucatán
En cada etapa del matrimonio es indispensable dialogar y observar al cónyuge no como un enemigo porque no estemos de acuerdo con él o porque cometió un error, sino comprenderlo, poniéndose en su lugar y percibir cómo se encuentra, y juntos resolver los problemas. En un conflicto conyugal no se debe percibir al cónyuge como adversario o alguien a quien lastimar, injuriar o golpear, sino como el otro yo, ya que el matrimonio es para convivir, para ayudarse mutuamente y para compartir todo, "en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad".
Recordemos que en el matrimonio vamos en el mismo barco, por tanto, no debemos destruirnos ni hacernos daño unos al otros, sino aprender a remar juntos; de otra manera, el matrimonio se hundiría y con él los hijos, que al final son los más perjudicados, sobre todo porque ellos no pidieron venir al mundo y gratis los estaríamos haciendo sufrir y pagar las consecuencias.
En el matrimonio hay varias etapas que hay que vivir juntos: los primeros meses que son de Luna de Miel y mutua adaptación y los momentos en que debemos aprender a complementarnos; la segunda etapa es la paternidad, cuando nacen los hijos, cuando comienzan a ir a la escuela.
La tercera es cuando los hijos son adolescentes, cuando quieren salir solos y tener sus amistades. Un periodo conyugal muy importante es cuando los hijos empiezan a trabajar y deciden salir del hogar. Luego llega la fase cuando nos convertimos en abuelos y, por último, cuando llega la ancianidad.
Cada una de ellas el matrimonio las debe vivir con responsabilidad, comprensión, ayuda mutua, amor y, sobre todo, diálogo, buscando resolver los problemas de la mejor manera, y siempre trazando metas como pareja.
Desde hace varios años existen grupos que ayudan a mejorar la relación matrimonial: Equipo Promotor de Paternidad Responsable, Movimiento Familiar Cristiano, Familia Educadora en la Fe y otras agrupaciones que hay en Yucatán.
Hace seis años participamos en los retiros de Encuentros Conyugales y posteriormente en los Encuentros Familiares, y estamos convencidos de que nos sirvió mucho para unirnos más y amarnos como matrimonio, y para la educación y comprensión de nuestros cuatro hijos.
La Comisión Diocesana de Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Yucatán está organizando la Semana de la Familia en todas las Parroquias del 14 al 21 de octubre, en virtud de que la familia es la primera escuela de comunión, de participación y de fe. Es el lugar privilegiado de encuentro entre los integrantes de la familia y de ésta con Dios y su comunidad.
Con la finalidad de animar a las familias se han organizado temas que contienen los elementos necesarios para reflexionar y orar, con el propósito de contemplar con esperanza el presente y el futuro de nuestra realidad y dar testimonio del amor de Dios.
Esta Semana de la Familia es un espacio donde todos los integrantes de un hogar podamos reflexionar para ser mejores esposos, padres de familia, hijos, hermanos y, sobre todo, mejores discípulos de Jesús.
Concluimos con una estrofa de la canción titulada "Ámense" del compositor Martín Valverde: "Hoy, que juntos están, / unidos frente a él, en su amor. / Hoy que sus manos juntas van a seguir, / a luchar hasta el final, / Ámense, quiéranse, únanse, / Ámense, siempre en la presencia de Dios".- Mérida, Yucatán
Tomado de www.yucatan.com.mx
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