- . Un taller organizado por la UAB indaga en los procesos cerebrales que activan el terror
SITGES
"Si el miedo es una sensación desagradable, ¿por qué nos gustan las películas de terror?" La respuesta está en el cerebro, según aseguraron Oscar Vilarroya, neurocientífico de la UAB, y Eva Loste, su colaboradora, durante el taller Las dos caras del miedo, que se desarrolló el fin de semana en Sitges. "Todos los animales, cuando tienen miedo, reaccionan huyendo", observó Loste, comentando el tráiler de Hostel 2 (en el cual una chica corre desesperadamente). "El miedo es una señal de alarma delante del peligro. Es el resultado de la selección natural: los individuos que no lo tenían no sobrevivieron a los peligros", añadió.
Si el miedo surge de la evolución, debe tener aspectos instintivos. Los participantes en el taller lo experimentaron en su piel cuando les vendaron e hicieron tocar cabellos, líquidos fríos y blandiblú. "Somos seres visuales y además, los únicos animales capaces de especular sobre el futuro", explicó Vilarroya. "Si perdemos el control, se dispara el miedo a lo que podría pasar". Por eso, Ridley Scott, el director de Alien, procuró que la presencia del extraterrestre se percibiera, pero que se viera lo menos posible. También hay miedos más sociales. "En películas como Carrie y La semilla del diablo, las protagonistas experimentan el ridículo o el rechazo: esto es el aspecto más aterrador de estas historias".
Cuestión de percepción
Los investigadores le enseñaron a los participantes las mismas fotos de caras antes y después de hacerles participar en el juego de mirar el titular de una película. Tras haberse expuesto a la mirada de los otros, los participantes clasificaron como agresivas un número superior de caras. "El miedo al ridículo cambia nuestra percepción del peligro" explicó Vilarroya. Estela, una joven participante, llegó a decir que las segundas eran caras distintas de las primeras.
El director del festival, Ángel Sala, explicó que Tiburón le "vacunó" de sus terrores. "El miedo es una herramienta de aprendizaje", dijo Vilarroya. "Tras quemarnos, aprendemos a temer el fuego. Cuando vemos una película, activamos los circuitos cerebrales de aprendizaje, pero sabiendo que no vamos a sufrir. Como los cachorros disfrutan jugando a la lucha, nosotros disfrutamos del aprendizaje. Es este el placer secreto del terror".
Tomado de www.elperiodico.com
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