Que estas buscando?

lunes, 29 de octubre de 2007

"Sin la participación igualitaria de las mujeres no habrá socialismo"



Envío especial, Prensa De Frente en Brasilia - En una de las últimas actividades del 5º Congreso Nacional del MST se realizó una mística de género, en la que las mujeres valorizaron las tareas que llevan adelante de forma cotidiana y definieron como consigna que no puede haber socialismo sin la participación igualitaria entre hombres y mujeres. Lourdes Vicente, integrante del Sector de Género y de la coordinación nacional del MST, hizo un balance sobre los avances y desafíos de la organización en la participación de las mujeres.

-¿Cuáles han sido los avances en estos últimos años del sector de género?
-Creo que la línea más clara a la que hemos llegado en el último tiempo tiene que ver con la necesidad de pensar la lucha como mujeres en todos los ámbitos. Mientras hacemos trabajos conjuntos, hombres y mujeres, tenemos que dar el debate de género. Creemos que tenemos que hacer este trabajo con todos los sectores del MST: el debate de género y la comunicación, género y producción, genero y educación, genero y frente de masas, en salud. Es decir, donde hay mujeres el MST asume la bandera de las mujeres no importa qué ámbito sea; debe darse no como un trabajo especifico del sector de género sino como tarea de las mujeres del MST. Antes tal vez tomábamos sólo la lucha por la salud de las mujeres. Y eso hoy es algo que nos sigue preocupando, pero al mismo tiempo podemos tomar las banderas de lucha del conjunto del MST. Por ejemplo, decimos que las mujeres tienen la tarea de la defensa de la vida: si estamos siendo amenazadas por las empresas debemos atacarlas. Ahora tenemos un eje muy fuerte de lucha contra las empresas transnacionales. Eso nos da claridad de avance político de las mujeres y su reconocimiento dentro del MST.

-¿Cómo comenzaron a organizarse como mujeres?
-Desde el año `98 hasta el 2000 realizamos debates en las provincias, en las regiones, en los campamentos y finalmente la coordinación nacional definió la creación de un sector y sus líneas políticas. Creíamos que teníamos que ser parte de la orgánica del MST y pensamos las líneas políticas como la sistematización de la práctica y de los desafíos que el MST tenía para su lucha. Una de las líneas fue la ciranda infantil. Donde hubiese movilización, habría espacio para niños y niñas, donde hubiese una reunión aunque fuera de tres personas, habría ciranda infantil. Creemos que las mujeres tienen el derecho a participar activamente y sabemos que dejar a los niños es muy difícil. Por eso pensamos la ciranda, tanto para las mujeres como para generar un proyecto pedagógico para los Sem-terrinha. Había otros desafíos: la producción y la participación en el trabajo productivo por parte de las mujeres. Hicimos un trabajo permanente de reconocimiento de la organización productiva del punto de vista de la soberanía alimentaría, de agroecología y la capacidad organizativa de las mujeres en estos aspectos. También nos planteamos la necesidad de formación y nos encontramos con la dificultad de la longitud de los talleres. Pero lo fuimos superando y fueron surgiendo nuevos desafíos.

-¿Brasil es una sociedad machista? ¿Cómo influye eso en la organización?
-Brasil es una sociedad muy machista y el campo aún más. Hay una falsa moral en donde la religión y el peso cultural son importantes. Es difícil hablar de temas como la violencia y el aborto ya que hay una naturalización de la discriminación, incluso de las propias mujeres, una idea de que "es normal que las mujeres sufran, así nacimos". Pero también hay avances. Con desafíos y contradicciones, no es lo mismo una mujer Sem Terra que otra mujer del campo. Es una gran tarea. Por ejemplo, en los asentamientos y a nivel general hay división de tareas, hay más mujeres en mística, salud, educación y más hombres en seguridad y en lo político. No somos una isla ajena a lo que sucede en la sociedad: hay cosas que uno reproduce, pero por eso creemos en espacios de discusión permanentes. Y así vamos avanzando y vamos construyendo otra cultura. Hoy en los asentamientos hay trabajos que se hacen de forma colectiva: muchos compañeros se quedaron cuidando y haciendo el trabajo de compañeras para que pudieran participar en el Congreso y hemos incorporado a más mujeres en los espacios de responsabilidad del MST. En fin, tenemos un montón de elementos para ir haciendo un cambio y asumirlo además de forma colectiva.

-¿Qué espacios de discusión o formación tienen de género?
-Estamos haciendo una experiencia conjunta con otros movimientos de mujeres. En realidad, la izquierda de Brasil no tiene mucho debate sobre las mujeres, por lo que nosotras mismas vamos haciendo el debate teórico, la formación y la lucha. Discutir relaciones de género es algo muy nuevo y exige ir de a poco mejorando nuestras acciones. Estamos haciendo cursos sobre el feminismo rural, viendo el rol de la mujer como sujeto campesino y trabajamos con varios grupos que discuten feminismo que integran la marcha mundial de las mujeres. Después, hemos comenzando a dar un debate sobre la homosexualidad, la violencia y también hacemos encuentros más específicos de formación a nivel nacional, regional y provincial.

¿Cuál es la posición del MST sobre el aborto?
-No tenemos una posición oficial cerrada del tema; hay distintas opiniones. En la base del MST hay una influencia muy fuerte de que aborto es un crimen, es un pecado. Entonces vemos las diferencias entre las propias compañeras: hay algunas que tienen mayor claridad política en determinadas cuestiones y le otorgan otra importancia al tema. Hay militantes que defienden el aborto, pero no es la posición oficial del movimiento porque el MST sólo toma posición en determinado tema cuando el conjunto de la organización hace el debate diciendo "vamos por acá: hay problemas, hay cosas que no sabemos, pero vamos por acá". Los temas de la reforma agraria, el agronegocio, la relación con el gobierno, son debatidos y tienen consenso dentro del MST. Y en el caso del aborto es un debate que venimos dando pero que no se ha saldado. Para nosotros es más importante el debate en el conjunto de la organización, en las bases, en la familia, para que vaya cambiando esa realidad en la práctica que definirnos en contra del aborto. Estamos de acuerdo. La muerte de las mujeres por culpa del aborto clandestino es terrible en Brasil, pero no podemos dar una definición categórica. Primero nuestra tarea es hacer el debate, y lleva un proceso lento y difícil.

-¿Cuáles son los desafíos hoy en día?
-Hay muchos desafíos. Pero luego de un balance general que hicimos llegamos a la definición de que en los espacios de responsabilidad y decisión, como en la dirección nacional, tenía que haber un hombre y una mujer. Podemos hacer miles de cosas como mujeres pero primero tenemos que ser reconocidas en la tarea política que llevamos a cabo. Así, desde la tarea de hablar en nombre del MST siempre tiene que haber un hombre y una mujer, en la coordinación de los núcleos de base hasta a nivel nacional. Esto genera desafíos. La dificultad de hablar en público, de debatir, es un proceso difícil pero que hoy nos lleva a organizar la formación de las mujeres del MST para que asumamos la tarea, no porque tenemos un criterio formal de que haya una mujer, sino por su capacidad política, ideológica. Y por eso el trabajo actual de las mujeres del MST. Esto implicó un trabajo de convencimiento sobre la importancia de la participación de las mujeres. Nosotras decimos que sin la participación igualitaria de la mujer no hay cómo avanzar la lucha, que los hombres son la mitad de la población del MST y que si la mujer no tiene conciencia, el MST no avanza. Con mucho conflicto y debate, los hombres entendieron que hay que fortalecer todos los sectores. No es una tarea fácil y siempre aparecen las contradicciones, pero es un desafío que nos obliga a discutir todos los días, a debatir, a llamar la atención cuando algo no concuerda. Es una conquista permanente.

No hay comentarios.: