Que estas buscando?

lunes, 19 de noviembre de 2007

Los favoritismos hacia los nietos hay que vivirlos en silencio

 
 

Mostrar la preferencia por un solo niño puede generar rivalidad entre primos y/o hermanos y, lo que es peor, marcar con fuego la autovaloración que esos menores construyan de sí mismos.

MARÍA PAZ CARVAJAL

"Sí, tuvimos nuestras preferencias", confiesa Cecilia Gutiérrez, abuela de 15 nietos de entre 6 y 21 años. Cuando apenas tenía 4 años, Benjamín se fue a Israel y fue un remezón.

"Cada Navidad le mandábamos grandes encomiendas y cuando visitaba Chile nos volvíamos locos. Los demás nietos decían que él era el favorito, pero los que más se sentían eran los papás y las nueras. Luego entendieron que lo hacíamos por amor, pero también era un cariño con pena, porque lo sentíamos muy solo por allá. Ahora ya regresó y todo cambió, es uno más del grupo".

"Mis suegros jamás reconocerían lo parciales que son. Para ellos, mi hijo mayor es perfecto... un genio", comenta Javiera V. "El problema es que son demasiado obvios y a mis otros tres niños ni siquiera los 'pescan'. Todas las preguntas y los aplausos se los lleva el grande. Me preocupa que se empiecen a dar cuenta de sus comentarios de sobremesa, pero también me complica el daño que le pueden hacer al mayor, al hacerle creer que nunca se equivoca ni tiene debilidades".

Los abuelos pueden a veces ser más barreros que los papás, quizás porque en este rol -a diferencia del de padres- se empiezan a conceder ciertas licencias como, por ejemplo, el de sentir que es legítimo que te caiga mejor una persona que otra, explica María de los Ángeles Álvarez, psicóloga infanto-juvenil.

"Y por cierto sí es válido. El asunto es que estos abuelos a menudo son personas muy significativas en la vida de los niños y es bueno que así sea, pues son los que les traspasan a los chicos esa sensación de pertenencia a una historia familiar. Pero por lo mismo, deben estar conscientes de ese rol y de que las equivocaciones que cometan no serán inocuas para los nietos".

Junto con generar rivalidades entre hermanos y/o primos, el principal daño de evidenciar preferencias es que los niños construyen autoestima en reflejo de lo que los adultos significativos le transmiten, por lo tanto, es probable que lleguen a sentirse menos queridos y que valen menos.

Actividades por separado

"Generalmente se quiere a todos los nietos, lo que ocurre es que con unos hay mayor cercanía o afinidad, ya sea porque se parecen a alguien que queremos mucho, porque desarrolla alguna afición que nos encanta, porque son más tiernos, etc. Y esto no es negativo, es humano", aclara la psicóloga Isabel Margarita Fontencilla.

En su libro "La guía del abuelo", el terapeuta familiar estadounidense Arthur Kornhaber da la pauta para manejar esos sentimientos: Si en el corazón de un abuelo hay algún favorito, se puede dar rienda suelta a esos afectos cuando se está a solas con él, pero por el bien de las relaciones familiares nunca explicitarlos. "Guarde su secreto y disfrútelo", dice.

Lo esencial, coinciden las especialistas, es preocuparse de descubrir lo positivo y particular que hay en cada nieto.

La mejor estrategia para evitar los favoritismos, propone María de los Ángeles Álvarez, es darse el tiempo de estar a solas con cada nieto, tratando de sacar por un rato del horizonte al "regalón", pues será un factor distractor.

"Cuando uno está a solas con un niño siempre logrará llamar nuestra atención y podemos disfrutar de su individualidad, encontrando nuevos puntos de afinidad".

Por lo demás, al ser demasiado evidente con las predilecciones, los demás nietos empiezan a alejarse y "el adulto al final también pierde la posibilidad de recibir una variedad de estilos de afectos y que en la vejez se valoran mucho", añade.

Claro que en la relación abuelo-nieto no todo es dar. Para la asistente social e investigadora en temas de envejecimiento de la Universidad Católica, Alicia Forttes, es igual de importante los gestos de afectividad de los menores. "Los nietos que son más cariñosos se van metiendo en el corazón de los mayores. Además, cuando esperan a los 'tatas' con alguna muestra de cariño de cierta forma están reflejando que sus papás también se preocupan de ese abuelo y eso va retroalimentando el cariño".

No hay que olvidar que el amor es algo que se da en la convivencia, agrega Isabel Margarita Fontecilla. "Por lo tanto, niños que no vemos, no hablamos ni sabemos mucho de ellos podrían aparecer como menos queribles".

Y no se trata necesariamente de una distancia geográfica, como bien lo ejemplifica Cecilia. Cuatro de sus 15 nietos nacieron y crecieron en Puerto Montt, pero nunca significó que estuvieran menos presentes para ella y su marido. "Siempre tratamos de llamarlos seguido y verlos cada 3 meses por varios días. Incluso, hoy dos de ellos estudian en Santiago y para nosotros son una especial preocupación. Ser abuelo es una tarea que implica ser cuidadoso y detallista para poder entrar en el mundo de cada nieto".

Los hijos de las hijas

Las especialistas reconocen que los nietos de las hijas se sienten, aunque por cierto siempre existirán las excepciones.

"Con los hijos de las hijas, los adultos tienden a sentir una mayor libertad, con más derecho a opinar o incluso a corregir", opina la investigadora en temas de familia y adulto mayor, Alicia Forttes.

Por lo demás, los abuelos suelen ser más requeridos como apoyo y red de cuidado para las hijas que para las nueras, lo que también se traduce a menudo en que a esos nietos se les verá más seguido y en su cotidianidad.

CAUTELA

NO DA LO MISMO caerle mejor a un amigo que al abuelo. Por lo tanto, aunque sea legítimo sentir afinidades, los mayores deben evitar las injusticias en el trato.
 

1 comentario:

Unknown dijo...

Creo que el favoritismo NUNCA DEBE EXISTIR en las familias. Es desigualdad, y la desigualdad crea problemas.