No es fácil volver a confiar después de haberse producido una infidelidad de parte de unos de los cónyuges, sin embargo en algunos casos y tras un cierto tipo de trabajo sí es posible lograrlo. Se tiene que ver desde dos ópticas: la del ofendido y la del ofensor. Empecemos por ver por dónde debe transitar el que ha faltado a la confianza y al amor. Esta persona debe realizar un trabajo desde la realidad de lo que ha hecho, pleno de conciencia, sin intentar buscar explicaciones o justificaciones, simplemente asumiendo que ha generado un dolor y ha faltado a una promesa de fidelidad. Acá no se trata de explorar contenidos inconcientes ocultos, eso queda para la terapia, aquí el trabajo se basa en la decisión de que ha perjudicado a su cónyuge y debe intentar reparar la falta de una manera conciente a través de tres formas: 1. Manteniéndose en contacto permanente con él o ella 2. Esforzándose en dar todas las muestras de afecto que sean necesarias y de modo permanente. 3. Siendo honesto y sincero para informarle absolutamente todo lo que pasa entre él (o ella) y cualquier otra persona a lo largo del día para ayudar a que la persona a la que lastimó pueda ver que no hay cosas ocultas y ayudarlo a calmar la actitud de alerta y desconfianza. Por parte del ofendido El trabajo es más de tipo interno y tiene que pasar por la aceptación de que el amor no es propiedad de nadie, que puede perderse, que no es algo que se tiene sino algo que se construye y se puede perder, que el compañero no es de su propiedad y debe poder diferenciarlo de ese tipo de amor posesivo. Es importante que la persona lastimada pueda reconocer si llora porque ha perdido algo del amor de la persona amada o si es su ego herido el que no tolera que le hagan "eso". Es fundamental también que la persona lastimada pueda considerar si el perdón llega a su alma. Para poder perdonar, es necesario haber tenido la experiencia de la reparación ofrecida por el agresor, producto de una comprensión profunda y de un deseo auténtico de reconstruir lo roto, de restañar heridas, de regresar sobre el camino mal andado para volver a comenzar. |
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