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El hecho de que la mujer elija voluntariamente su soltería es un fenómeno cada vez más común en la historia moderna, el cual implica gran "salto" en la lucha por los derechos femeninos que, a la postre, redundará en mayor superación y libertad "Te vas a quedar para vestir santos" y "Rézale a San Antonio puesto de cabeza para que te mande marido" son frases con las que hace décadas se apresuraba a las mujeres para casarse (aunque apenas tuvieran 15 años de edad), pues entonces se consideraba al matrimonio la única "carrera" que ellas podían elegir, debido a que se tenía la fuerte convicción de que eran incapaces de hacer algo sin la compañía de un hombre. No obstante, la situación ha cambiado al grado que hoy muchas conservan la soltería más allá de los 25 ó 30 años, todo ello en ambiente que contribuye a lograr su libertad femenina y pleno desarrollo personal, social y económico. Al respecto, el destacado psiquiatra y psicoanalista italiano Giuseppe Amara Pace refiere en entrevista exclusiva para saludymedicinas.com.mx que "en la actualidad, para 30% de las mujeres retrasar o descartar el matrimonio representa estilo de vida propio de los países desarrollados (como los europeos y Estados Unidos), tendencia que en México comienza a hacerse presente. En este contexto adquiere importancia la evolución que ha tenido la formación y convivencia en pareja al paso de los años, ya que antiguamente ellas eran 'obligadas' a contraer nupcias a muy temprana edad (entre 12 y 18 años), costumbre que se mantuvo hasta la década de 1960; sin embargo, las damas empezaron a liberarse de dicha situación en forma progresiva, lo que se refleja en que hoy permanecen solteras por más tiempo, y el matrimonio no es su prioridad". Esta nueva visión femenina del mundo encuentra ciertas dificultades respecto a la diferencia de objetivos de ambos géneros en torno a la pareja, ya que la mujer tiende a ser más apegada a sus afectos y anhela que sus vínculos amorosos perduren, capacidad que está condicionada por la hormona llamada oxitocina (favorece los lazos amorosos), la cual también es generada en el organismo del varón, pero en menor cantidad respecto a ellas, y despierta el afán de unión durante el orgasmo. En cuanto al hombre, suele ser inconstante en sus relaciones afectivas, por lo que no resulta extraño que ande "revoloteando" de un lado a otro. "Estas discrepancias emocionales han repercutido considerablemente en la ideología femenina -sobre todo en lo referente a sus motivos para tener cónyuge-, pues aunque entre ellas el amor sigue siendo importante, ahora son más selectivas en la búsqueda de su compañero y no se adaptan tan fácilmente a convivir con varones inestables, sino que observan y analizan con lujo de detalle los rasgos y características de la futura pareja con el objeto de deducir cómo se comportará más allá del enamoramiento inicial", explica el entrevistado. Asimismo, en la actualidad la mujer ya no pretende casarse para "establecerse", tener base social sólida y contar con los ingresos del marido, pues conforme pasa el tiempo se constata que ella es cada vez más autosuficiente; además, en sus lazos maritales el amor se destaca sólo como estímulo que excita la idea de compartir la vida con alguien, así que si bien aún busca compromiso, lo hace con mayor prudencia. Evolución femenina En el sistema de vida mexicano, que ha sido conservador durante decenios, las féminas prácticamente no han sido libres, pues antaño para salir a cualquier lugar debían hacerlo acompañadas, situación que ha ido declinando y ahora les permite tener mayor oportunidad de conocer y convivir con más personas. "Además, la sociedad se ha percatado de que restringir a las mujeres y dejarlas todo el día en casa para, más tarde, vincularlas con individuos que apenas conocen, conduce a múltiples desencantos y desengaños posmatrimoniales, los cuales tienen marcadas repercusiones de frustración, amargura, depresión y agresión", señala el Dr. Amara Pace. La importancia del nuevo rol social y económico femenino radica en que la mujer adquiere creciente libertad, incluso en cuestiones académicas y laborales (basta observar el gran número de egresadas de universidades, muchas de ellas con estudios de posgrado). Ahora bien, en considerable porcentaje, estas damas no tienen pareja y tampoco ven al matrimonio como meta, sino como eventualidad a la que sabrán adaptarse en caso que se presente. "Esta independencia contrasta en gran medida con la forma de pensar del hombre latino, quien suele ser inseguro, tímido y machista, características que le impiden aceptar que su 'media naranja' lo supere profesionalmente, además de que le causa temor que ella goce de algún tipo de poder", advierte el especialista. En la actualidad, no pocas féminas rebasan a los varones en capacidad intelectual, formación universitaria y bienes económicos; incluso, muchas refieren que a pesar de que desean encontrar pareja sentimental no consiguen hallar a alguien con su mismo nivel de preparación o estilo de vida. Aún más, la mayoría de las damas independientes indican que no les asusta la soledad y se sienten muy bien por no depender de un hombre. "También es preciso considerar que la mujer que está realizando sus estudios profesionales y/o trabaja sabe que al contraer matrimonio y tener hijos, tarde o temprano tendrá que interrumpir dichas actividades. Frecuentemente, lo anterior sucede durante las últimas fases del embarazo y en los primeros años de vida del niño; por último, cuando ella pretende reintegrarse al ámbito académico y/o laboral suele ser demasiado tarde debido a que se siente 'desconectada' de los cambios y renovaciones ocurridos, dado que en cuestiones de empleo generalmente ha sido reemplazada y superada por otra persona (por lo regular, del mismo sexo)", menciona el Dr. Amara Pace. Por otra parte, se encuentran aquellas que llevan solas las "riendas" del hogar (divorciadas o madres solteras), quienes ya no aspiran al matrimonio debido a las insatisfactorias experiencias vividas con anteriores compañeros o porque se dan cuenta de que son autosuficientes y pueden representar dignamente el papel de madre y padre al mismo tiempo. De igual modo, se aprecia que algunas damas ya no están dispuestas a tolerar la violencia dentro de la familia, excesivo control del marido e infidelidad, por lo que deciden optar por la separación; ante esta situación los varones se preguntan con cinismo y temor: "¿Qué les pasa?, o bien, mujeres conservadoras opinan que ellas "deberían aguantar a su pareja hasta que la muerte los separe". Aunque la superación femenina está todavía en fase crítica, es un hecho que reclamar sus derechos a aprender, pensar y superarse genera a muchas conflictos en su relación de pareja, especialmente cuando el compañero pretende seguir ejerciendo el papel de "amo y señor" mientras ella debe supeditarse y atenderlo como si fuera vocación religiosa. Lamentablemente, infinidad de hombres aún se resisten a aceptar que parte de sus responsabilidades directas incluyen ayudar en el hogar y cuidar a los hijos. "Esto último refleja que los varones no han evolucionado notablemente, ya que considerable porcentaje de ellos se desentiende de sus obligaciones hacia la familia, tienen aventuras amorosas y llegan a obstinarse en maltratar a su esposa. El creciente número de estos casos revela que a muchos 'caballeros' les cuesta trabajo abandonar su afán de soltería para dedicarse a 'alimentar' su relación de pareja; además, pocos respetan a la mujer y construyen con ella una familia en la que ambos tienen derechos y obligaciones", explica el psiquiatra-psicoanalista. Ahora bien, si comparamos la tendencia actual con las duraderas relaciones amorosas de épocas pasadas, no es posible concluir que estas últimas fueron mejores, sino que la mujer estaba convencida de que no tenía más opción de vida que permanecer al lado de su cónyuge a pesar de su descontento. Además, el hecho de que las parejas llegaran a 50 años de casados no significaba que su vínculo matrimonial fuera perfecto, pues era común hacer creer a los demás que nada pasaba, aunque hubieran problemas. "El mundo ha cambiado a velocidad vertiginosa y hoy la mujer que desea independizarse o 'rebelarse' encuentra en la unión marital más obstáculos que estímulos; no obstante, quien opta por ella debe acordar con su pareja que durante los primeros años de vida en común conviene retrasar el embarazo para que puedan convivir solos, conocerse más y tener libertad para desarrollar proyectos personales y en pareja. La vocación femenina consiste en aportar amor al vínculo y constancia al contacto, lo que representa necesidad continua de unión, pero siempre a condición de que ella no tenga que renunciar a su individualidad, ya que si bien necesita afecto, protección y compartir su existencia al lado del ser amado, es mejor hacerlo conservando su libertad de acción y pensamiento", acota el Dr. Amara Pace. |
Por mucho que uno se empeñe en impedirlo, sucede. El avión sale con retraso, el niño se cansa, llora, la monta, te vomita encima y al llegar al destino el apartamento de lujo frente al mar está situado a kilómetros de la playa. ¿Ah! Y la ducha no funciona, pero da igual porque en ese sitio sólo hay agua dos horas al día.
Las pase uno sólo, con su pareja o en familia existen mil y una circunstancias que pueden arruinar el plan mejor elaborado. Por fortuna, no hace falta una fórmula mágica para resolver todas esas adversidades. El secreto reside en disfrutar del tiempo libre, sin pedir a las vacaciones más de lo que pueden dar. El psiquiatra Iñaki Eguíluz, del hospital vizcaíno de Cruces, y el pediatra Jesús Rodríguez, de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, aportan las claves para disfrutar del descanso estival al máximo y sin sobresaltos.
Frustración
Las vacaciones conllevan una larga espera. Suponen la culminación de un largo año de trabajo y el premio personal a meses de entrega, dedicación e incluso sacrificios personales. En ellas, como en todo lo que se hace esperar, se depositan tantas ilusiones y expectativas que, según explica Iñaki Eguíluz, uno corre el riesgo de idealizarlas tanto que puede llegar a sentirse frustrado al comprobar que los objetivos no se cumplen.
Que ni la playa tiene tanta arena blanca como parecía en el catálogo ni los autobuses de Nueva Delhi son tan puntuales como para ver todo lo que se había previsto. «Muchas personas disfrutan casi más preparando un viaje que luego cuando lo realizan. Eso no es malo si uno es consciente de que lo importante no es cubrir expectativas, sino disfrutar del momento, sin más pretensiones».
Tradicionalmente, las vacaciones de verano se entendían como el descanso laboral necesario para recuperar fuerzas antes de seguir trabajando. El ocio tiene hoy una interpretación muy diferente. «Ya no descansamos para estar más frescos y volver al trabajo, sino que compramos tiempo libre. El concepto es completamente distinto», subraya el especialista.
Receta para descansar
El mayor tiempo libre nos da la oportunidad de romper con la rutina y compartir con las personas que queremos, familiares y amigos, las cosas que no podemos el resto del año. La convivencia se hace más intensa y, como consecuencia, puede enriquecerse y resultar más satisfactoria; o todo lo contrario: sumar nuevos motivos de disputa y volverse aún más traumática.
«Las vacaciones son para vivirlas, no para marcarse grandes metas personales. Plantearse la idea de arreglar en ellas un problema grave es absurdo. Ocurre -dice Eguíluz- como en navidades, que es mejor pasarlas lo mejor que se pueda y dejar para la vuelta los posibles conflictos».
Además, no todo el mundo es capaz de afrontar la ruptura de la rutina que supone la llegada del verano. Hay personas tan dependientes que son incapaces de vivir el momento si no es con su pareja, su madre, con su amigo de toda la vida o, incluso, con el mismo trabajo. La llegada de las vacaciones les desestabiliza.
Por eso, a la hora de planificarlas tan importante como no dejar que la felicidad de uno dependa de la consecución de determinadas metas es organizarse bien. Determinar con cabeza a dónde se va a ir, cómo y con quién. El planteamiento vale lo mismo para quien viaje a la selva peruana como para quien se quede a pasear por su ciudad.
«No hay que magnificar las cosas. Si este año la crisis nos impide viajar, pues nos quedamos en la playa más cercana y estupendo. Hay que organizarse en función de las posibilidades de cada uno. Lo que yo no haría es pedir un crédito para ir a no sé donde y meterme luego en una vorágine económica y personal sin sentido», concluye.
El pediatra Jesús Rodríguez asegura que la sociedad actual sufre de «dos enfermedades» para las que uno tiene que vacunarse antes de marcharse de veraneo. Especialmente si se viaja con niños, que ese ya es otro cantar. Ni los excesos ni las prisas son buenas compañías para el tiempo libre.
Hasta que uno no vuelva al trabajo, lo mejor es cerrar el móvil, «olvidarse de las rutinas que nos ponen la cabeza como un bombo» y dejar para septiembre los recaditos. «Las vacaciones -dice Rodríguez- tienen la capacidad de curar. Lo veo en mi consulta cada septiembre. Muchos chavales que arrastran problemas durante todo el año mejoran e incluso sanan durante esta temporada. Si no existieran, habría que recetarlas».
Viajes con niños
Lo más importante para los chiquillos son los padres. Esa, por encima de todo, es la principal cuestión que debe tenerse en cuenta cuando se planean las vacaciones en familia. «Los veranos que curan a los niños, los que se recuerdan toda la vida, son los que se comparten con los padres». El chaval disfruta el doble de las vacaciones si en ellas aprende a nadar con su madre, arregla la bici con su padre y sale con los dos de paseo a ver bichos por el monte.
Si se viaja con bebés, debe tenerse en cuenta que la playa no es un lugar que les guste demasiado hasta los dos años. El sol, el viento y la arena les agobian. Prefieren las terrazas y el paseo. «La playa es fenomenal para los niños un poco mayores porque les divierte mucho y luego duermen fenomenal, pero deben protegerse del sol con cremas, gorros y ropa; y evitarlo en las horas de mediodía».
Lo normal es que en vacaciones el sueño se descontrole y coman peor. Tanto los grandes como los pequeños. No es para preocuparse. No hay problema si mantienen la disciplina horaria de las comidas y a la vuelta se les hace entender que deben regresar a sus rutinas. «Al final -resume este psiquiatra-, puede parecer con tanto consejo que pasarlo bien en verano es un reto casi imposible, cuando no es así». El secreto para divertirse es querer hacerlo.